RECORDANDO A KARAJAN
Todas estas vacaciones de diciembre de 2021 las pasé sin inspiración para escribir una sola línea, pero hoy, 1º de enero de 2022, al encender el televisor.
- ¿Es Karajan? Pensé. Siiiii.
Conocí a Karajan en mi adolescencia, a través de mis cultos amigos: Roque y Miguel quienes me compartían sus discos de vinilo con música de los grandes maestros interpretada por las mejores orquestas del mundo: la filarmónica de Viena, principalmente, la sinfónica de Londres o la de Nueva York. Disfrutaba esta bella música que reproducía en mi tocadiscos de mesita.
A través de las portadas de los discos conocí la imagen de este gran director, la cual me sedujo de inmediato. Pero uno cambia de ambientes, de contextos, de amigos y te vas olvidando de esas influencias para pasar a otras, quizá no menos importantes, pero sí diferentes, el caso es que desde esa época no había vuelto a tener contacto con el gran Karajan, y ver en mi pantalla la increíble dirección de Herbert Von Karajan, dirigiendo la filarmónica de Viena en un concierto de año nuevo interpretando música de Straus; polkas y valses (Voces de primavera, vals Emperador, me ha vuelto lo que se dice “el alma al cuerpo”.
Al escuchar las notas del Danubio Azul no pude evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Me hizo recordar mi niñez. Cuando en la primaria la maestra Gloria
TV UNAM trasmite con cierta frecuencia diferentes conciertos que aunque sean de gran calidad interpretativa, no despiertan mucho mi interés para observarlos, pero esta vez, al encender el televisor, lo primero que me deslumbró fue el magnífico escenario propio de los fastuosos teatros europeos, tal vez Austria o Alemania, que lucía a la vista un dorado deslumbrante, seis grandes candiles pendían de la bóveda bellamente decorada con motivos artísticos clásicos, tambén se observaban preciosos arreglos de flores rojas.
esa sensibilidad que trasmitía con sólo mirar su rostro, sus manos que parecían no tener huesos se movían como olas suaves sobre un lago al caer la noche.
Su pelo blanco tan bien peinado, pero que al ritmo de la música caía libremente por su rostro.
Pero, sobre todo, esa exquisita sensibilidad, la armonía y la belleza que imprimía a sus interpretaciones era sencillamente maravillosa.
Hubo un momento de mucha cuando él, hablando en alemán y luego en inglés deseo a todo el auditorio un feliz año nuevo, pero principalmente paz, y sobre todo paz.
En ese concierto debe haber tenido unos 75 años, él murió a los 81 años. Al finalizar cada pieza se recargaba sobre el atril y ya se notaba un ligero sobrepeso, sin embargo verlo dirigir la orquesta me produjo una especie de conexión con él, fue como si lo estuviese viendo en vivo, fue sencillamente delicioso.
Qué manera más increíble de iniciar este 2022.
Sencillamente ¡fantástico!
MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ
Acámbaro, Gto.
1º de enero de 2022.
Que bien Martha!
ResponderEliminarQue disfrutaste ese momento con todos esos recuerdos.
Comentario anterior. Soy Carmen.
ResponderEliminarGracias Carmen. Me alegra que te gustara.
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