lunes, 21 de julio de 2025

DESCUBRIENDO A LA REINA DE SABA

DESCUBRIENDO A LA REINA DE SABA

 

- Hola Pablo. ¿cómo estás?

- Pues bien, mi querida reina, porque me permites que te llame de tú ¿verdad?

- ¡Claro Pablo!, me encantaría tener una relación muy cercana contigo, sobre todo ahora que me gustaría compartirte mi historia.

- ¡SÍ, cuéntamela! Con lo que me gustan a mí las historias. Estoy ansioso por conocerla.

- Pues ponte cómodo, mi querido Pablo.

 

-Verás, Saba es mi tierra, sí, soy conocida como Bilquis para los árabes, reina de Saba, en la Biblia y otros me conocen como “La reina del sur”, ello se debe a que mi reino estaba situado en el sur de la península de Arabia, en lo que hoy es conocido como Yemen. Verás, el reino de Saba tuvo vigencia desde el siglo VIII a de C, hasta el siglo III d.C. aunque yo viví allá por el siglo X a de C.

También debes saber qué, a pesar de que mi tierra está en medio del desierto, mi reinado se caracterizó por su gran riqueza agrícola.

- ¿Pero ¿cómo?, si me acabas de decir que vivías en el desierto, ¿cómo podías tener una gran riqueza agrícola?

- ¡Ah! pues es que la inteligencia de mis ingenieros fue tal que diseñaron todo un sistema de riego que era la envidia de los reinos vecinos. Porque transportaban el agua del oasis más cercano por una inmensa red de canales y construyeron terrazas en las cuales se cultivaban diversas plantas, entre ellas granos como el trigo, pero principalmente, los árboles de cuyas resinas se obtenían incienso y mirra, con los comercializábamos en todo el Medio Oriente pues eran productos muy estimados por su aroma, se usaban en las ceremonias religiosas, como esencias perfumadas y en diversos productos de belleza.

 

- Oye, leyendo algunos pasajes del Antiguo testamento que hacen referencia a tu persona, me enteré que eras una reina muy poderosa. ¿es cierto?

- ¡Claro!, efectivamente, como ya te he dicho, la gran riqueza económica que poseía mi reinado, se debía principalmente a la agricultura y al comercio que practicábamos con gran éxito, ya que nuestros productos eran muy valorados en todo el Medio Oriente, e incluso, se exportaban a través del puerto de Gaza, a diversas zonas del Mediterráneo.

 

Y he de comentarte, mi querido Pablo, que además de poderosa, era lo que se dice, una reina muy, pero muy curiosa, me interesaba averiguar el fondo de las cosas, no daba nada por hecho, hasta que no se demostrara. Y bueno, fue esta gran curiosidad la que me llevó a realizar, quizá la más conocida de mis anécdotas.

 

- ¿Anécdotas?, a qué te refieres mi poderosa reina.

- Pues has de saber Pablito, que un buen día escuché hablar sobre el Rey Salomón, hijo del rey David, que reinó del 970 a de C al 931 a de C y a quien se le atribuían no solo grandes riquezas, sino principalmente una gran sabiduría. Fue entonces cuando me propuse hacerle una visita, en la capital del reino de Israel, me refiero a Jerusalén. Pensé para mis adentros: ¿de verdad será cierto todo lo que dicen de este magnífico rey, que además de ser tan apuesto y rico es muy sabio? Pues yo, para salir de dudas, voy a visitarlo. ¡Claro!, pensé, no me puedo presentar con las manos vacías. Debo conquistarlo, hacer que se interese en mí, que valore mi visita y, sobre todo, que me comparta su gran sabiduría.

 

- ¡Wau!, qué interesante suena eso eh.

- Pues, así como lo escuchas Pablo. A partir de ese momento, ordené a mis súbditos que reunieran un magnífico regalo que me abriera las puertas de su palacio y me permitiera conocer al gran rey Salomón. Una vez que mi regalo estuvo integrado por una buena cantidad de oro, piedras preciosas y diversos productos de mis tierras, me puse en camino rumbo a Jerusalén, que dista de mi tierra más de 2,000 Km. así que ordené una caravana integrada por diez camellos además de treinta siervos y emprendimos la hazaña que duró unos dos meses. 

 

- ¡Y lo pudiste conocer!

- ¡Por supuesto Pablo!, cuando estuve frente a él, me quedé poco menos que estupefacta, ¡qué presencia!, ¡qué imagen!, verdaderamente ¡impresionante! El recibió mi regalo con agradecimiento y tuvimos mucho tiempo para conversar, y en medio de los diálogos que teníamos con frecuencia pude comprobar ampliamente, su gran sabiduría, que, según las propias palabras de la Biblia, proviene de Dios, pues, en ella se reporta que cuando ascendió al trono de Israel, Salomón era muy joven, entonces Dios se dirigió a él para decirle que le pidiera cuanto quisiera pues él se lo concedería. Fue entonces cuando Salomón le dijo algo como esto:

 

- Señor, lo único que te pido es sabiduría para guiar a mi pueblo, pues soy tan sólo un muchacho y no sé cómo voy a dirigirlo.

 

Entonces Dios le contestó:

- Pues bien, por no pedir para ti riquezas, ni poder, te concedo la sabiduría que me pides y además serás recordado también por tu gran poder y enormes riquezas.

 

Y así, una vez que la reina de Saba, estuvo satisfecha con la sabiduría de Salomón, dio por terminada su visita y regresó a su tierra a gobernar a su pueblo.

 

Referencias:

 

·      https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16824/reino-de-saba/

·      Wikipedia. com

·      Google.com

 

MARIA MARTHA MORENO MARTINEZ

21 de julio de 2025

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