SERES HUMANOS, ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.
A invitación de mi hermana Bertha, que me motiva con insistencia a que escriba algunas líneas que hagan referencia a lo que estamos viviendo actualmente a raíz de la pandemia del Covid-19, pues piensa que tal vez algún día sus nietas pudieran interesarse en leerlas. Va pues…., lo intentaré.
Hace varios años tuve la oportunidad de visitar Costarrica. Desde el primer momento que la vi, pensé en ella como una versión actual del “Paraíso Terrenal”. En mitad de la selva, con una escasa densidad de población, una de las mayores biodiversidades del planeta, multitud de costas vírgenes de playas desiertas, aguas transparentes y ríos turbulentos.
En uno de los viajes de exploración por ese país, descubrí un parque nacional, una zona protegida, a la orilla del mar, totalmente alejada del bullicio propio de las ciudades. Era un lugar rústico, por no decir “salvaje”, no había más que olas, plantas, y como único signo de civilización una llave de agua potable, casi pegada al suelo, donde los bañistas que llegaran hasta ella pudieran quitarse la sal de su cuerpo.
Pues fue en ese parque donde me topé al llegar con un letrero pintado a brochazos blancos sobre una raída tabla:
“Costarrica es de los costarricenses, algunos ya se fueron, otros todavía estamos aquí, pero la mayoría aún no han nacido”.
Sobra decir que la frase me impactó en su momento y por mucho tiempo formó parte de mi acervo cultural cotidiano, pero poco a poco fue cayendo en el olvido, hasta que ahora, a raíz de haber leído el texto: Qué es el “pensamiento catedral”, una de las grandes lecciones de 2020 según el filósofo Roman Krznaric - BBC News Mundo, vuelve a mi memoria aquel texto escrito en alguno de los confines de la selva costarricense.
Según Krznaric, actualmente vivimos atrapados en un “cortoplasismo” tremendo. En un espacio en el que el tiempo se fragmenta cada vez más. Las operaciones bursátiles o las alteraciones genéticas se producen en cuestión de nanosegundos. “vivimos en la tiranía del ahora”, afirma Krznaric, por el contrario, le llama la atención las lecciones de las culturas latinoamericanas, particularmente la Maya, en la que encuentra una conexión con el mundo vivo, en especial, con la Tierra, invitándonos a reflexionar acerca del “consumo hiperurbano de hoy”. “Necesitamos reconectarnos con la Tierra y con los largos ciclos del tiempo”. A partir de estas bases construye su teoría del “pensamiento catedral”. En la que propone que los individuos, las sociedades y principalmente los gobiernos actuales, necesitan hacer proyectos a largo plazo.
Inspirado en la construcción de las grandes catedrales, observa, que estos proyectos se concebían a sabiendas de que los diseñadores de las mismas no verían terminada su obra, sin embargo, gracias a estos proyectos, a largo plazo, estas enormes catedrales siguen maravillando al mundo.
La pandemia del Covid-19 nos ha dado una lección de las consecuencias que se producen cuando los proyectos, particularmente, científicos y gubernamentales no se han diseñado a largo plazo. Resulta paradógíco pensar que en medio de tantísimos avances, se haya perdido el control de un virus, en apariencia tan simple, y que sus consecuencias hayan puesto, literalmente al mundo “de cabeza”, con casi 82 millones de casos y 1,800,000 muertos al día de hoy, en un período de tan sólo diez meses.
Lo anterior sin contar con el colapso de la economía. De un día para otro, millares de personas perdieron su empleo. Y fueron confinadas a sus hogares donde, lejos de solucionar el problema, se ocasionaron otros, como el de la violencia doméstica. Diez meses de reclusión no han detenido la pandemia, lejos de eso, el número de casos se ha disparado en todo el hemisferio norte.
Y qué decir de los sistemas de salud. Nunca nos imaginamos un escenario en el que los pacientes de Covid-19 tuviesen que peregrinar de uno a otro hospital en busca de una cama y regresasen a sus hogares a morir por falta de atención hospitalaria.
Después de diez meses de confinamiento, por fín se cuenta con una vacuna, pero su eficacia está en duda debido a la aparición de una nueva cepa del virus que en 2 semanas se propagó desde el sur de Inglaterra y Sudáfrica a 5 paises de la Unión Europea, y debido a que no se han suspendido los vuelos comerciales, es muy probable que ya esté también en América, eso sin contar con los elevados costos de la misma y el tiempo que tome vacunar al menos a la mitad de la población mundial. Mientras tanto, los casos, y desde luego, las muertes, siguen en aumento.
El sistema educativo se trastocó totalmente. De hoy para mañana, la educación cambió, sin estar preparado en absoluto. De un día para otro, las escuelas se cerraron, las clases se toman y se imparten en línea a partir del uso de dispositivos electrónicos. Las clases se han convertido en clases de ciegos y mudos, ya que se controla a decisión propia la imagen y la voz de los participantes. Ya no conocemos ni convivimos con los compañeros y profesores. Ya no es necesario procurarnos una buena imagen para ir a clases, porque ahora, se les puede tomar desde la cama, en pijama o tomándose un café.
Este virus nos ha robado nuestra libertad de acción, de asociación, y hasta de expresión. A partir de él ya no tenemos la confianza de abrazar a un hermano que llega de lejos, mucho menos a un amigo. Celebrar una fiesta, asistir a un concierto o a un partido de fut bol se han vuelto poco menos que un delito.
Por último, diré que la pandemia ha afectado severamente la estabilidad emocional de los seres humanos, haciéndonos más susceptibles a todo tipo de trastornos psicológicos, el estrés, en primer lugar, pero también ha provocado casos más severos, como la histeria, la depresión, etc.
Por si fuera poco, al no haber hospitales o escasear la atención médica, las personas han recurrido a automedicarse, pero esto también se ha visto afectado por la pandemia, ya que los medicamentos en las farmacias, particularmente los analgésicos, antigripales, vitamínicos, antidepresivos y sedantes se han escaseado al punto de hacer imposible esta práctica.
La información, que debiera estar disponible debido a la velocidad y eficiencia de los medios de comunicación y el uso de las TIC, también se ha colapsado. Acabo de leer que el día de hoy Rusia admitió, finalmente, que la cantidad de contagios y fallecidos es tres veces mayor que la que había estimado.
En entas condiciones, no me resta más que invitar a la reflexión acerca de la necesidad de anticiparnos al futuro, haciendo planes a largo plazo, procurando evitar que los proyectos, particularmente aquellos que van dirigidos a las sociedades, se desarrollen con fines nefastos o mesquinos como los electorales y que por el contrario, se centren en procurar la paz, y en general el bienestar de la raza humana, antes de correr el riesgo de pasar a ser una especie en extinción.
MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.
Acámbaro, Gto.
29 de diciembre de 2020
Fuentes de información:
· Rodríguez, M. (29 dic. 2020). Qué es el “pensamiento catedral”, una de las grandes lecciones de 2020 según el filósofo Roman Krznaric. BBC News Mundo. Londres.