martes, 29 de diciembre de 2020

SERES HUMANOS, ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

 SERES HUMANOS, ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

 

A invitación de mi hermana Bertha, que me motiva con insistencia a que escriba algunas líneas que hagan referencia a lo que estamos viviendo actualmente a raíz de la pandemia del Covid-19, pues piensa que tal vez algún día sus nietas pudieran interesarse en leerlas. Va pues…., lo intentaré.

 

Hace varios años tuve la oportunidad de visitar Costarrica. Desde el primer momento que la vi, pensé en ella como una versión actual del “Paraíso Terrenal”. En mitad de la selva, con una escasa densidad de población, una de las mayores biodiversidades del planeta, multitud de costas vírgenes de playas desiertas, aguas transparentes y ríos turbulentos. 

 

En uno de los viajes de exploración por ese país, descubrí un parque nacional, una zona protegida, a la orilla del mar, totalmente alejada del bullicio propio de las ciudades. Era un lugar rústico, por no decir “salvaje”, no había más que olas, plantas, y como único signo de civilización una llave de agua potable, casi pegada al suelo, donde los bañistas que llegaran hasta ella pudieran quitarse la sal de su cuerpo. 

 

Pues fue en ese parque donde me topé al llegar con un letrero pintado a brochazos blancos sobre una raída tabla: 

 

“Costarrica es de los costarricenses, algunos ya se fueron, otros todavía estamos aquí, pero la mayoría aún no han nacido”.

 

Sobra decir que la frase me impactó en su momento y por mucho tiempo formó parte de mi acervo cultural cotidiano, pero poco a poco fue cayendo en el olvido, hasta que ahora, a raíz de haber leído el texto: Qué es el “pensamiento catedral”, una de las grandes lecciones de 2020 según el filósofo Roman Krznaric - BBC News Mundo, vuelve a mi memoria aquel texto escrito en alguno de los confines de la selva costarricense.

 

Según Krznaric, actualmente vivimos atrapados en un “cortoplasismo” tremendo. En un espacio en el que el tiempo se fragmenta cada vez más. Las  operaciones bursátiles o las alteraciones genéticas se producen en cuestión de nanosegundos. “vivimos en la tiranía del ahora”, afirma Krznaric, por el contrario, le llama la atención las lecciones de las culturas latinoamericanas, particularmente la Maya, en la que encuentra una conexión con el mundo vivo, en especial, con la Tierra, invitándonos a reflexionar acerca del  “consumo hiperurbano de hoy”.  “Necesitamos reconectarnos con la Tierra y con los largos ciclos del tiempo”. A partir de estas bases construye su teoría del “pensamiento catedral”.  En la que propone que los individuos, las sociedades y principalmente los gobiernos actuales, necesitan hacer proyectos a largo plazo. 

 

Inspirado en la construcción de las grandes catedrales, observa, que estos proyectos se concebían a sabiendas de que los diseñadores de las mismas no verían terminada su obra, sin embargo, gracias a estos proyectos, a largo plazo, estas enormes catedrales siguen maravillando al mundo. 

 

La pandemia del Covid-19 nos ha dado una lección de las consecuencias que se producen cuando los proyectos, particularmente, científicos y gubernamentales no se han diseñado a largo plazo.  Resulta paradógíco pensar que en medio de tantísimos avances, se haya perdido el control de un virus, en apariencia tan simple, y que sus consecuencias hayan puesto, literalmente al mundo “de cabeza”, con casi 82 millones de casos  y 1,800,000 muertos al día de hoy, en un período de tan sólo diez meses.

 

Lo anterior sin contar con el colapso de la economía. De un día para otro, millares de personas perdieron su empleo. Y fueron confinadas a sus hogares donde, lejos de solucionar el problema, se ocasionaron otros, como el de la violencia doméstica. Diez meses de reclusión  no han detenido la pandemia, lejos de eso, el número de casos se ha disparado en todo el hemisferio norte. 

 

Y qué decir de los sistemas de salud. Nunca nos imaginamos  un escenario en el que los pacientes de Covid-19 tuviesen que peregrinar de uno a otro hospital en busca de una cama y regresasen a sus hogares a morir por falta de atención hospitalaria. 

 

Después de diez meses de confinamiento, por fín se cuenta con una vacuna, pero su eficacia está en duda debido a la aparición de una nueva cepa  del virus que en 2 semanas se propagó desde el sur de Inglaterra y Sudáfrica a 5 paises de la Unión Europea, y debido a que no se han suspendido los vuelos comerciales, es muy probable que ya esté también en América, eso sin contar con los elevados costos de la misma y el tiempo que tome vacunar al menos a la mitad de la población mundial. Mientras tanto, los casos, y desde luego, las muertes, siguen en aumento.

 

El sistema educativo se trastocó totalmente. De hoy para mañana, la educación cambió, sin estar preparado en absoluto. De un día para otro, las escuelas se cerraron, las clases se toman y se imparten en línea a partir del uso de dispositivos electrónicos. Las clases se han convertido en clases de ciegos y mudos, ya que se controla a decisión propia la imagen y la voz de los participantes. Ya no conocemos ni convivimos con los compañeros y  profesores. Ya no es necesario procurarnos una buena imagen para ir a clases, porque ahora, se les puede tomar desde la cama, en pijama o tomándose un café. 

 

Este virus nos ha robado nuestra libertad de acción, de asociación, y hasta de expresión. A partir de él ya no tenemos la confianza de abrazar a un hermano que llega de lejos, mucho menos a un amigo. Celebrar una fiesta, asistir a un concierto o a un partido de fut bol se han vuelto poco menos que un delito. 

 

Por último, diré que la pandemia ha afectado severamente la estabilidad emocional de los seres humanos, haciéndonos más susceptibles a todo tipo de trastornos psicológicos, el estrés, en primer lugar, pero también ha provocado  casos más severos, como la histeria, la depresión, etc.

 

Por si fuera poco, al no haber hospitales o escasear la atención médica, las personas han recurrido a automedicarse, pero esto también se ha visto afectado por la pandemia, ya que los medicamentos en las farmacias, particularmente los analgésicos, antigripales, vitamínicos, antidepresivos y sedantes se han escaseado al punto de hacer imposible esta práctica.

 

La información, que debiera estar disponible debido a la velocidad y eficiencia de los medios de comunicación y el uso de las TIC, también se ha colapsado. Acabo de leer que el día de hoy Rusia admitió, finalmente, que la cantidad de contagios y fallecidos es tres veces mayor que la que había estimado.

 

En entas condiciones, no me resta más que invitar a la reflexión acerca de la necesidad de anticiparnos al futuro, haciendo planes a largo plazo, procurando evitar que los proyectos, particularmente aquellos que van dirigidos a las sociedades, se desarrollen con fines nefastos o mesquinos como los electorales y que por el contrario,  se centren en procurar la paz,  y en general el bienestar de la raza humana, antes de correr el riesgo de pasar a ser una especie en extinción.

 

MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.

Acámbaro, Gto.

29 de diciembre de 2020

Fuentes de información:

 

·      Rodríguez, M. (29 dic. 2020). Qué es el “pensamiento catedral”, una de las grandes lecciones de 2020 según el filósofo Roman Krznaric. BBC News Mundo. Londres.

 

lunes, 28 de diciembre de 2020

MÉRIDA ESTÁ DE LUTO

 


MÉRIDA ESTÁ DE LUTO

“Esta tarde vi llover” ……

Resuenan en mis oídos las románticas notas de sus canciones.

 

Desde que di el primer paso al bajar del avión me enamoré de esta ciudad. Mérida me deslumbró con su belleza, su clima cálido y la multitud de las zonas arqueológicas que la circundan.

 

Sus amplias avenidas, con sus camellones sembrados de frondosos árboles, sus hermosos museos e iglesias me dieron la bienvenida.

 

Muy de mañana, fue agradable pasear por las calles  del centro histórico donde me

Encontré con hermosas construcciones de la época porfiriana, donde solían habitar los magnates del henequén en los tiempos de las grandes haciendas.

 

Me maravillé al visitar uno de sus   mercados donde a cada paso me encontraba con un sinfín de colores propios de las flores y las verduras, y me sorprendieron todo tipo de productos y platillos propios de la región, como los panuchos y los salbutes.  Así como, las más diversas artesanías.

 

Por la tarde fue delicioso hacer un recorrido en carroza por el hermoso paso Montejo, construido, según reza la leyenda a imitación de Los Campos Elíseos, para disfrutar de sus frondosos árboles, y sus hermosos palacetes.

 

Todo esto y más me enamoró de la bella Mérida, la ciudad blanca.

 

Pero Mérida también  es música, al ir caminando por sus calles encontré varios jardincitos donde al caer la tarde diversos grupos típicos o románticos se dan cita para deleitar a los asistentes con sus sones, además de poder apreciar a las mujeres yucatecas portando sus bellos trajes blancos bordados de multitud de colores.

 

Fue en uno de esas pequeñas audiciones como experimenté el gran amor que profesaba Mérida a uno de sus hijos predilectos, ARMANDO MANZANERO.

 

Armando Manzanero era un ícono de la ciudad, sus canciones resonaban por doquier inundando con su dulce romanticismo los más diversos rincones de la ciudad.

 

Armando Manzanero, no sólo fue cantado y celebrado en Mérida, pienso que él fue el portavoz de toda una generación de mexicanos que, como yo, nos enamoramos al ritmo de sus canciones. Recuerdo muy bien aquellos programas de TV,  grabados en blanco y negro en los que nos deleitaba con su música. A mí, particularmente, me agradaban las interpretaciones magistrales de Carlos Lico y Marco Antonio Muñíz. Cómo no recordar aquellas notas que llegaban hasta lo más profundo del corazón al ritmo de:

 

-       Esta tarde vi llover…..

-       Somos novios….

-       No, porque ya no extraño como antes tu ausencia….

-       Adoro, la tarde en que nos vimos…… Etc.

 

Pues hoy, 28 de diciembre de 2020, ha muerto Armando Manzanero, arrebatado por las garras del Covid-19 y por eso, Mérida está de luto, por eso Mérida llora su muerte.

 

Hasta siempre Manzanero, porque segura estoy de que, a pesar de la distancia, tú siempre serás parte integral el imaginario colectivo del pueblo mexicano que recordará con nostalgia tus canciones.

 

MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.

Acámbaro, Gto. 28 de diciembre de 2020.

 

 

 

 

 


sábado, 19 de diciembre de 2020

JÚPITER Y SATURNO. MENSAJE DE ESPERANZA

 

JÚPITER Y SATURNO 

MENSAJE DE ESPERANZA.

 

Al caer la tarde, cuando mi padre llegaba del campo y después de haber comido sacaba su sillita y se sentaba por varias horas por fuera de la cocina. 

 

-       “Hay que mirar el cielo”, decía.

 

Está por demás decir que mi pasión por el firmamento no fue hurtada. Sólo sigo la invitación constante de mi padre.

 

Ahora, ya con ayuda de la tecnología no pierdo la oportunidad de enviar a mis amigos, a pesar de las limitaciones de mi equipo, una foto de tal o cual conjunción, que me sorprende con su belleza.

 

También estoy al tanto de las publicaciones de los eventos astronómicos que se generan en la red. Fue así como me enteré del fenómeno de “la gran conjunción” entre Júpiter y Saturno. Al principio, hace unos meses, no le dí más importancia, pero un día, caminado por la calle me topé frente a frente con lo que de inmediato supe era la conjunción de la que había leído con anterioridad. Ambos planetas se encontraban a una distancia, de unos 50 cm. 

 

A partir de entonces, y por espacio de unos 15 minutos sigo a diario, con verdadera pasión el acercamiento constante de ambos planetas.

 

Quizá para muchos, simplemente pasará desapercibida, serán solo dos estrellas más, pero para mí, ha tomado un significado por demás, apasionante.

 

Vienen a mi mente imágenes, de la infancia, por ejemplo, aquella recitación escolar: 

-       Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, para aprenderse los nombres de los planetas del Sistema Solar.

 

Por otra parte, me parece grandioso que esta conjunción se produzca tan sólo cada 20 años, pero que desde hace 800 no se haya producido en la noche, simplemente es algo ¡increíble! Tal sólo el hecho de que mis ojos puedan ser testigos de este gran acontecimiento que vieron por última vez mis antepasados de la Edad Media me llena de emoción.

 

También pienso que éste no es un hecho fortuito, ni mucho menos. Efectivamente, la periodicidad de la conjunción estaba predicha con anterioridad, lo que no era de ninguna manera previsible es que se produjera justo al finalizar el 2020, un año por demás, dramático para la humanidad, ¡1,700 000 muertos! en el mundo al día de hoy y en 10 meses ha producido la pandemia del Covid 19. En mis 65 años de vida, no había visto nada igual, 

 

Sin temor a parecer sensacionalista, me atrevería a decir que este virus ha traído consigo un cambio de paradigma, una nueva concepción del mundo actual. Nos ha puesto a todos verdaderamente “de cabeza”, nos ha tomado totalmente desprevenidos, no obstante, los impresionantes avances de la ciencia y la tecnología, ya que, de un día para otro, nuestro mundo, y nuestra vida cambiaron para siempre; colapsando la economía, los sistemas de salud, las relaciones sociales y familiares, la cultura, la ciencia, etc., nos ha hecho experimentar el temor de la muerte en masa como imagino no se sentía desde la 2ª Guerra Mundial. 

 

Por otra parte, también me parece interesante analizar la siguiente referencia, me refiero a: “Los signos de los tiempos”. Ciertas fuentes de información, ubican la primera referencia del concepto: “Los signos de los tiempos” en Mt, 14,4. 

 

           16 Los fariseos y los saduceos fueron a ver a Jesús y, para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. 2Pero Jesús les contestó: «Por la tarde dicen ustedes: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo”; y por la mañana dicen: “Hoy va a hacer mal tiempo, porque el cielo está rojo y nublado.” Pues si ustedes saben interpretar tan bien el aspecto del cielo, ¿cómo es que no saben interpretar las señales de estos tiempos? 

 

La expresión “Los signos de los tiempos”, ya más recientemente, se atribuye a Juan XXIII, quien en la convocatoria del Concilio Vaticano II, afirma: “Haciendo nuestra la recomendación de Jesús de saber distinguir los signos de los tiempos, creemos descubrir, en medio de tantas tinieblas, numerosas señales que nos infunden esperanza.

 

Así pues, en medio de este catastrófico escenario de los últimos 10 meses, surge en el cielo la gran conjunción entre Júpiter y Saturno, para despedir este 2020 como un “Signo de los tiempos”, como un mensaje de esperanza para toda la humanidad.

 

También se ha dado en llamar a esta conjunción “La estrella de Belén”, tampoco es fortuita la comparación, tan sólo recordemos en qué circunstancias anunció esta estrella la venida de Jesús. ¿No fue en un escenario de desolación, en donde el pueblo hebreo estaba totalmente devastado por el yugo romano y esperaban una señal milagrosa que los liberara de ese suplicio?

 

Por último, es de llamar la atención la fecha en la que se produjo el evento de “La estrella de Belén”, diciembre del año 753 AUC (ab urge condita o desde la fundación de Roma).  y, “La gran conjunción” diciembre, mismo mes, 2020 años después.

 

Y ahora que reviso la fecha del nacimiento de Cristo, me sorprendente que también su nacimiento originara un cambio de paradigma, (a C y d C), antes de Cristo y después de Cristo, para referirse a la historia del hombre sobre la faz de la Tierra.

 

Para finalizar, cuando pongo en la balanza todos los hechos anteriores, no puedo menos de experimentar un gran agradecimiento. Sí me siento verdaderamente afortunada de poder ver en el cielo con mis propios ojos el mensaje de los astros, poder experimentar la emoción de ver en el ocaso a lo lejos, a Júpiter y Saturno, y espero con ansias el día 21 de diciembre en que esta gran conjunción alcanzará su máxima alineación, para luego despedirse de nosotros dejándonos un mensaje de esperanza, para el próximo año.

 

MARÍA MARTHA MORENO MARTINEZ.

19 de diciembre de 2020.

 

 

 

 

 

martes, 8 de diciembre de 2020

RECORDANDO A CONCHITA

 


RECORDANDO A CONCHITA.

 

 

¿Cómo no recordar la forma en que se cimbraba el templo de San Francisco de Celaya al ritmo de:

 

“Celayenses con místico acento

Vuestra voz elevad a porfía

Himnos mil entonad a María

Que rebocen ternura y amor” ……

 

Cuando el coro de San Antonio de Acámbaro, bajo la soberbia dirección del venerable Padre Abel Perea, entonábamos tan preciosa marcha, para celebrar a la patrona de Celaya.

 

Hoy me siento invadida por la nostalgia primero al recordar mi participación en este increíble coro del cual formé parte por espacio de 25 años, también por los impresionantes repiques de la campana “Maestra” de la parroquia de Acámbaro, y es que hoy es 8 de diciembre, día en que se celebra la Divina Concepción de María, Nuestra Madre.

 

Pero, principalmente, porque hoy es el onomástico de Concepción Gómez, mi abuela, madre de mi padre y fundadora de la gran familia Moreno.

 

Hoy la recuerdo, bueno, no sé si puedo decir eso o debiera decir que lo que recuerdo es lo que mi madre me contaba de ella, porque yo era muy pequeña cuando ella murió, imagino que debo haber tenido de dos a tres años.

 

Pero sí, recuerdo lo que mi mamá me contaba de ella. Yo fui hija José Luís, del último de los Moreno, no sólo porque fue el último que murió de los hijos de Conchita, sino también porque fue el último que se casó, por consiguiente, el que más años vivió con Vicente y Concha, mis abuelos.

 

Mi madre me contaba que Conchita era muy paseadora, que era frecuente escucharle decir:

 

-       ¡Tú nunca me sacas Vicente!

-       Pues tú vete Concha, llévate a Serafín, le dices que te ensille el caballo tordillo y váyanse. Nomás me dejas la llave con Lázaro.

 

Y a penas llegaba de un paseo, y ya estaba con la misma queja.

 

También era muy exigente. Cuando mi madre llegó a vivir a su casa Conchita vivía con su esposo Vicente, con Luís, mi padre, y con mi tía Carmen, esposa del tío Román que habiendo quedado viuda, se fue a vivir con sus hijos: María Y Vicente, a los cuales siempre se les trató no como nietos, sino como hijos de la familia.

 

Así que Conchita siempre estuvo muy acompañada y sabía mandar. Era difícil darle gusto, según me contaba mi mamá. Esa fue la razón por la que mis padres hayan dejado la casa materna.

 

También en la casa de los abuelos vivía Rubén, el hijo de mi tío Melchor, porque había venido de Zinapécuaro a estudiar la secundaria y mamá Conchita siempre lo mandaba por mí. Y me llevaba alzada, allá me pasaba el día, haciéndole la leche a Vero, mi hermana y luego me regresaba a casa de la misma manera. Fue en ese tiempo cuando ella murió.  Mi madre me contaba que Rubén me había llevado a su casa, pero estimaba que  ya debía sentirse mal porque ella misma me trajo hasta la esquina de la casa y se sentó en la banqueta hasta que yo entré a la casa. Ese día murió.

 

Mi padre la recordó con veneración a lo largo de su vida y por lo mismo nos inculcó a sus hijos el amor hacia ella, su mama. Hoy la recuerdo con cariño y sobre todo con inmenso agradecimiento, pues gracias a ella, tengo un techo donde vivir y sus genes me acompañarán por siempre.

 

Mi papá nos contaba una anécdota de ella, nos decía que a mamá Conchita no le gustaba que la retrataran, porque salía sin ojos, ello debido a que eran muy pequeños. Esos mismos ojos los heredó mi padre y yo como consecuencia.

 

Vayan pues estas sencillas líneas como un homenaje a ella, Concepción Gómez de Moreno, mi abuela, mi mamá Conchita.

 

 

MARIA MARTHA MORENO MARTINEZ

 

Acámbaro, Gto. 8 de diciembre de 2020.

 

 

 

 

 

 

 

 

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