jueves, 29 de mayo de 2025

AMIGA ISABEL

 

AMIGA ISABEL

 

Isabel era su única amiga en Pejo, allá en aquella comunidad casi desolada donde transcurrió su infancia. Sí, María les platicaba a sus hijas las vivencias que compartieron con Isabel cuando se encaramaba con ella en los árboles para ver desde ahí ampliarse el horizonte, también para mirar a la gente pasar y gritarles desde allá arriba:

 

- ¡Adiós dona Meche!

- ¡Buen día don Panchito!

- Cuidado con la Manuela Don Lucas, esa mula es peligrosa eh.

 

….Cuando voy por esos campos y me fijo en los laureles,

Parece que estoy mirando aquellos ojitos verdes.

 

Ay, ay, ay, ay dónde andarán, esos ojitos que me hicieron suspirar

Ay, ay, ay, ay dónde andarán esos ojitos que no los puedo olvidar.

 

Además de cantar, ¡Cómo gustaban aquellas dos amigas de salir al campo!, especialmente en las tardes lluviosas, cuando el chipi chipi mojaba sus alborotadas melenas y hacía que el pelo se les pusiera “chinito”.

 

Pero también, cuando trepadas en la cerca de Doña Amalia cantaban a dueto…

 

… toda la noche anduve, llorando a mares

Con mi caballo prieto por los corrales

Anda paloma y dile de mis pesares

Dile que me perdone mis necedades.

 

Ahora, Isabel vende queso en el portal al subir las escaleras del mercado Hidalgo en Acámbaro y cada vez que Mari, su fiel amiga, manda a sus hijas a comprarle uno, Isabel no pierde la oportunidad para recordarles:

 

No niñas, ¡si p´a bonita!, su madre eh.

 

Ay pajarillo

Gorrioncillo pecho amarillo

Nomás de verte ya estoy llorando

Porque Dios sabe al estar mirando

Que ando sangrando igual que tú.

 

Coraje les daba a sus hijas cada vez que escuchaban aquellas palabras, que les recordaban la enorme distancia entre el fenotipo de su madre y el de ellas, pero, también les despertaba risa y alegría escuchar a esa buena mujer, referirse de esa manera de su madre. Y saber que aquellas palabras provenían de Isabel, la única amiga que su mamá había tenido cuando ambas vivían en Pejo y que ahora, de esa forma tan especial, les compartía los recuerdos de cuando ambas habían sido niñas allá en Pejo.

 

 

MARIA MARTHA MORENO MARTINEZ

29 de mayo de 2025

 

 

 

 

 

 

jueves, 22 de mayo de 2025

ALGUNOS RECUERDOS DE LOS ÓRGANOS.

                                

                               ALGUNOS RECUERDOS DE LOS ÓRGANOS.

 

 

Martha recuerda que ella y sus hermanas: Vero y Bertha esperaban con ansias el tiempo de las vacaciones escolares, porque sabían que les dejarían ir al rancho, a Los Órganos.

 

La vida del campo era ¡tan distinta! transcurría a un ritmo muy lento, deteniéndose a cada paso en aquellos eventos que hacían el día a día.

 

Uno de esos recuerdos se refiere a que, ella y sus hermanas, acompañadas de las primas Lupe, Cuca y Amalia pasaban largas horas trepadas en la cerca de piedra en aquellas noches estrelladas cuando las luces de los pajareros que se miraban a lo lejos se confundían con apariciones fantásticas, seres embrujados que vendrían hacia ellas si se portaban mal. Todas las noches les encantaba treparse a esa cerca para escuchar de aquellas muchachas las historias, casi siempre de aparecidos o las hazanas románticas que experimentaban con sus novios 

 

En los Órganos no había agua, por lo que la madrinita Esperanza cargaba al burrito con los botes sujetos al tecolote y a la señal de una palmadita en el anca, el burrito emprendía el camino hacia abajo, rumbo al pozo de La Rana. No era necesario arrear al animal, porque conocía perfectamente el camino de ida y vuelta.

 

Y, si había que ir a Acámbaro, a surtir la despensa, se levantaban muy temprano y se disponían a caminar porque el camino entre Los Órganos y la Rana se hacía a campo traviesa, entre los surcos y, se sabía que, si las sorprendía la lluvia, había que entrarle al lodo, porque esa tierra era de arcilla, negra y pegajosa. Así que llegaban de regreso a casa de madrinita Esperanza, con unas grandes botas de lodo muy pesadas, pero eso sí, muy contentas.

 

A la hora del almuerzo, aquellas tres hermanas rodeaban el fogón a la espera de una tortilla recién salida del comal sobre la que se esparcían unos granos de sal y la apretaban con sus manos para hacer una bolita que les sabía a ¡gloria!

 

En los días de fiesta, como los herraderos o el día en que se festejaba a la virgencita del pueblo, las mujeres grandes preparaban mole y sopa de arroz, además de que corrían ríos de cerveza para que los hombres, se animaran a “entrarle al toro”, mientras las niñas, se acercaban a la cerca del corral, subiendo por la hélice de la escalera de piedras planas que les servían de escalones. Y luego de elegir la piedra de su preferencia, las niñas se acomodaban para ver desde ahí a los primos lazar los becerros y hacer el tan difícil “paso de la muerte”, es decir, se trataba de emparejar dos potrillos, en plena carrera para saltar de uno al otro. Aquel espectáculo se convertía en un temor para el público, y en un honor para el jinete, si éste lograba librar la caída y realizar con éxito aquella suerte charra. Y si el dinero alcanzaba, se contrataba a la música de Chamácuaro que tocaba en el tendido de la plaza, mientras los jinetes realizaban con entusiasmo aquellas suertes de lazo, y de a caballo.

 

En un día normal, después de hacer las labores del hogar, se daban tiempo para ir a traer granjenos, cortar nopales o, si había una vaca recién parida, se ponían a hacer calostros que luego disfrutaban de comerlos sentados en el portal de la casa. En tiempo de lluvias, iban a cortar mirasoles o florecitas de San Juan para luego formar bellos ramos que, colocados en una olla lucían hermosos en la mesita de la cocina. En tiempo de cosecha se preparaban para irse con el tío Mando a formar “toritos”, especies de conos formados de cañas de maíz, que, después de pasar varios días secándose al sol, se les podía quitar la mazorca.  También en tiempo de lluvias era común ir a la milpa a cortar calabacitas que luego, ya fuera con piloncillo o guisaditas  sabían ¡riquísimas!

 

Además, había otras aventuras que les gustaba explorar a aquellas niñas, como la de ir a visitar a los guapos tíos Rafa y Delfina que tenían aquellos hermosos ojos azules y eran quienes trabajaban el único molino para nixtamal que había en el rancho. De ellos se contaban anécdotas graciosas como aquella de que en algún momento la tía Delfina se había comprado   unas botas de hule para los tiempos de lluvia y por un error del empleado, se trajo dos botas del mismo pie.

 

- Ah, pues eso está fácil tía le decían los demás, vaya a que se la cambien.

- No, ya me iré adaptando a caminar así.

 

También se decía con frecuencia….

- Ah tía, ¿que no mira que su vestido está muy arrugado?

- ¡Ay niña, no te fijes, ya en el camino se irá planchando!

 

A la tía Delfina, también la recuerda haciendo aquellas, hermosísimas “obras de arte”, ya fuera con el gancho o con el hilo.

 

Atravesando nomás la calle estaba también la casa de los tíos Alfredo y María, y les gustaba visitarlos porque tenían aquella casa, ¡tan limpia y ordenadita que daba gusto entrar en ella! y ver, a través de la ventanita aquel campo que se vestía durante al año de tonos dorados, en la época de la cosecha y de verde durante la siembra. También veían las vaquitas que se paseaban de un lado a otro del rancho. Además, porque en las altas paredes de adobe pintadas de un hermoso y fresco color pálido azul, se observaban unas grecas de color ocre que daban cuenta de la antigüedad de la construcción, pues se contaba que aquella casa era la primera morada que habían logrado construir los abuelos Vicente y Concha, después de haber llegado a Los Órganos provenientes de El Paraíso, comunidad de Tuxpan Michoacán. También les recordaban como los abuelos se guarecieron de las inclemencias del tiempo, haciendo una choza debajo de un mezquite mientras les construían la casa  y que fue ahí, frente a aquel árbol, cuando la maestra del pueblo, Marianita, les tomara a los abuelos la única foto que se conserva hasta hoy en todas las casas de sus descendientes.

 

Así transcurría la vida en Los Órganos, atravesando decenas de veces durante el día aquella enorme puerta de anchos travesaños y en cuyo costado se encontraba el frondoso mezquite que adornaba con su presencia la casa de los tíos Esperanza y Mando.

 

Y fue de esta manera que Martha quiso compartirte algunos de sus recuerdos infantiles relacionados con la comunidad de Los Órganos, hogar de la familia Moreno allá desde los primeros años de la revolución y que forma parte de su historia personal.

 

MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ

22 de mayo de 2025

 

 

 

martes, 13 de mayo de 2025

ALGUNOS PORMENORES DE LOS 500 AÑOS DE EVANGELIZACIÓN EN MÉXICO.




ALGUNOS PORMENORES DE LOS 500 AÑOS DE EVANGELIZACIÓN EN MÉXICO.

 

 

Con cierta frecuencia mi padre me decía:

- Marthita, llévame a ver “el templo que hizo Dios”.

Con ello se refería al convento de Santa María de Gracia de Acámbaro, Gto. Le parecía ¡increíble! que pudiera estar contemplando aquella imponente construcción, producto del trabajo de ¡tántos y tántos! Indígenas que, cargaron sobre sus hombros las grandes piedras que formarían el ¡maravilloso! convento que estamos observando, me decía.

 

Y ahora, cuando visito el templo, veo dos grandes desplegados en ambos costados del altar principal que hacen referencia a los 500 años de  evangelización de la orden franciscana en México.

 

Como influída  por los franciscanos en Acámbaro, me dí a la tarea de recopilar cierta información, la cual me gustaría compartir contigo en este pequeño ensayo que abordará tan sólo algunas breves ideas sobre lo que significó el proceso de evangelización que llevaron a cabo los frailes franciscanos en México. 

 

Permíteme recordarte que a la llegada de los españoles,  el suelo de lo que ahora es México, ya estaba poblado por diversas tribus indígenas que se extendían a lo largo y ancho de lo que ahora es nuestro hermoso país.

 

Estas tribus tenían sus propias tradiciones y costubres religiosas, eran indígenas que encontraban en la naturaleza el poder de dios, pues adoraban a los astros: el sol, la luna, la lluvia, etc. Ello para que tengamos presente la tragedia que produjo en ellos la presencia de estos “visitantes”, venidos de otro mundo, con costumbres completamente ajenas a las suyas y que pretendían imponerles una nueva forma de ser, de creer etc. Sobre todo, el hecho de que les imponían la creencia en un nuevo dios que ellos no podían ver ni sentir. 

 

Sí, imaginemos por un momento, la resistencia, de estos hombres amantes de la naturaleza, pero también, consideremos lo que significó para aquellos frailes venidos  allende los mares, acostumbrados a la vida conventual, y de pronto….. el enfrentarse a un suelo extraño, sin las mínimas comodidades, sin conocer el terreno, enfrentándose a los indígenas que los veían como extraños, en el mejor de los casos, sino es que como invasores. Estos frailes recorrieron grandes zonas de la Nueva España a lomo de caballo o a pie, buscando el sitio más apropiado para establecer su misión. Hechos como éstos se enfrentaron en este proceso de evangelización  que tenía como objetivo principal  dar a conocer esta nueva doctrina, el cristianismo.

 

Ahora bien, consideremos que, las órdenes religiosas misioneras, se caracterizan por tener como objetivo principal de su apostolado, el dar a conocer a Dios, a todos aquellos pueblos que practican  religiones distintas a la fe cristiana. Esto se ha presentado a lo largo de toda la historia de la iglesia católica en todo el mundo. Una de estas órdenes religiosas misioneras es la orden franciscana. Fundada por Francisco de Asís allá por el año 1209 en Italia.

 

Pero los primeros franciscanos, que  llegaron a suelo americano venían de España, a partir de la conquista de Hernán Cortés, quien llegó a las costas de Veracruz en 1519, pero fue hasta el 30 de agosto de 1521 cuando cae la Gran Tenochtitlán en manos de los conquistadores españoles. Y, aunque ya venían en las naves de Cortés, unos tres frailes franciscanos, entre los cuales estaba fray Pedro de Gante, ellos se encargaban de ofrecer a los tripulantes de las carabelas asesoría espiritual. Y no fue sino hasta 1524 cuando desembarcan los que fueran llamados los “12 apóstoles”, es decir, 12 frailes franciscanos, que fueron:

 

Fray Martín de Valencia (líder), Fray Francisco de Soto, Fray Martín de la Coruña o de Jesús, Fray Juan Juárez, Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, Fray Toribio de Benavente (Motolinia), Fray García de Cisneros, Fray Luis de Fuensalida, Fray Juan de Ribas, Fray Francisco Jiménez, Fray Andrés de Córdoba y Fray Juan de Palos. 

 

Aunque estos 12 frailes franciscanos llegaron a la Nueva España en 1524, no fue sino hasta 1525 cuando se inició el proceso de evangelización en México. Por ello se considera que en el 2025 se cumplen 5 siglos de evangelización y, por lo tanto, 5 siglos de la presencia franciscana en México.

 

Es importante reconocer que fue en Tzintzunzan, Mich. Donde se estableció la primera provincia franciscana, me refiero a la provincia de San Pedro y San Pablo y fue desde ahí donde se organizó todo el proceso de evangelización promovido por la orden franciscana que se extendió a gran parte de la Nueva España. El convento de Tzintzuntzan se dedicó a Santa Ana, y fue fundado en 1525 bajo el mandato del primer provincial, que fuera Fray Francisco de los Ángeles Quiñones.

 

Imagino a estos frailes franciscanos recorriendo a pié todo el territorio mexicano, buscando las condiciones del terreno apropiadas para establecer ahí su misión. La principal condición que debía tener el suelo para construir, un convento era, sin lugar a dudas, una buena fuente de agua. Así lo revelan, al menos tres de los conventos franciscanos que conozco. Me refiero al  de Santa Ana, establecido en Tzintzuntzan en la región del lago de Pátzcuaro, el de Santa María de Gracia en Acámbaro,  en las márgenes del río Lerma y alimentado por el manantial de Tócuaro, y el convento de Santa Ana, establecido en Zacapu, Mich. Alimentado por el agua abundante de los manantiales que lo rodean formando un hermoso lago y donde además  se encontraba una extensa siénega que era vital para la fertilidad de la tierra. Este convento, fue fundado por Fray Jacobo Daciano, fraile franciscano de orígen danés, que llegó a las tierras de Zacapu en 1548.

 

En Acámbaro, existen 2 evidencias pictóricas asociadas al proceso de evangelización y que constituyen un magnífico referente que no puedes dejar de visitar cuando llegues a esta preciosa tierra de Acámbaro, me refiero, primeramente, a los 4 ¡hermosos! Murales que se encuentran en el templo del Santuario de Guadalupe. Estos murales narran la parte más humana de la historia del proceso de evangelización, el primero de estos murales muestra el desembarco,  la llegada de los frailes franciscanos a tierras mexicanas, el segundo mural revela la difícil misión de estos frailes para hacer comprender a los indígenas, que este nuevo Dios que ellos predicaban no agradecía los sacrificios humanos, pues se observa la desesperación del fraile por retirar la mano del verdugo que está a punto de apuñalar a un hombre para sacarle el corazón y ofrecercélo a sus dioses, el tercer mural, muestra el proceso de conversión de los indígenas a la fe cristiana simbolizada bellamente en el sacramento del bautismo, y finalmente, el cuarto mural, nos permite contemplar a unos indígenas, guiados por los frailes franciscanos   a quienes se observa analizando el plano del convento que están construyendo,  mientras que  otros hombres están subiendo y bajando andamios. Pedro Cruz, nos dejó plasmados en estos murales pintados entre 1943 – 1946  toda la historia de la evangelización en México.

 

La otra evidencia a la que me refiero la plasmó el pintor Jorge López, en los muros de la presidencia municipal de Acámbaro. Estos murales revelan el proceso de evangelización desde la perspectiva indígena del sometimiento y el sufrimiento en general que les produjo a estos seres humanos la ruptura de sus creencias para aceptar otra nueva religión, y en general otra forma de ver el mundo.

 

La revisión del proceso de evangelización en México, sin duda se asocia  al gran sufrimiento  que implicó este terrible cambio de paradigma para los indígenas que lo vivieron, la ruptura de una cultura y el surgimiento de una nueva. Pero también es necesario considerar la parte más humana  de la evangelización a los pueblos nativos, pues los frailes franciscanos además de su labor religiosa, también trabajaron intensamente para dotar de dignidad a los indígenas, y les procuraron salud, educación y bienestar en general, además de que nos dejaron un legado arquitectónico ¡invaluable!, una serie de construcciones entre ellas: obras hidráulicas como acueductos, fuentes, caminos, etc., además de ¡magníficas! obras religiosas como conventos, iglesias, escuelas y hospitales. Gran parte de estas obras aun están en pie y constituyen un verdadero legado del proceso de evangelización en México, pero además, también en el terreno cultural, fueron estos frailes franciscanos quienes elaboraron el primer diccionario y la primera gramática de la lengua Náuatl.

 

Varias de las obras arquitectónicas construídas por los frailes franciscanos han sido reconocidas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. 

 

Y nada más para aportar un dato acerca del alcance que tuvo el proceso de evangelización, diré que en una de las fuentes de información que consulté proveniente de la Universidad Autónoma de Hidalgo, pude contabilizar 129 conventos construídos por la orden franciscana entre los siglos XVI-XVIII, esparcidos por toda la región centro y sur de nuestro país, de cada uno de ellos se hace una revisión histórica del contexto en el que fueron fundados, así como una descripción detallada de la obra arquitectónica y diversas fotografías que nos permiten admirar la obra evangelizadora de los franciscanos en México.

 

Y así, a la luz de esta sencilla reflexión, me permito finalizar este  ensayo que compartí contigo, confiando en que pueda ayudarte a comprender, pero sobre todo, a valorar este ¡increíble! proceso de evangelización que llevaron a cabo los frailes franciscanos y mediante el cual me permití  abordar algunos pormenores de los 500 años de evangelización en México.

 

Fuentes de información:

 

·      https://www.gob.mx/cultura/prensa/destacaran-el-legado-historico-y-cultural-de-los-franciscanos-a-cinco-siglos-de-su-llegada-a-mexico#:~:text=“Hace%20medio%20milenio%2C%20en%20mayo,dirigidas%20por%20Hernán%20Cortes”%2C%20relató

·      https://hispanidad.tripod.com/hechos8.htm#:~:text=Los%20Doce%20apóstoles%2C%20conducidos%20por,Andrés%20de%20Córdoba%20y%20Juan

·      https://www.acami.es/efemerides/8-de-noviembre-de-1518/

·      https://www.cervantesvirtual.com/portales/hernan_cortes/autor_cronologia/

·      https://www.mexicodesconocido.com.mx/los-doce-apostoles-de-mexico-franciscanos.html#:~:text=Aquellos%20misioneros%20fueron%3A%20Fray%20Martín,Cisneros%2C%20fray%20Luis%20de%20Fuensalida.

·      https://whc.unesco.org/es/list/702

·      https://repository.uaeh.edu.mx/books/112/df.pdf

·      https://ru.dgb.unam.mx/bitstream/20.500.14330/TES01000321114/3/0321114.pdf

 

MARIA MARTHA MORENO MARTINEZ

13 de mayo de 2025

 

 

 

 

 

 

sábado, 3 de mayo de 2025

FIESTA DE LA SANTA CRUZ EN ACAMBARO

FIESTA DE LA SANTA CRUZ EN ACÁMBARO.

 

Mis hermanos y yo crecimos viendo en la mesa de centro de nuestra casa una crucecita de color marrón que tiene gravada la fecha en la que se les había repartido, me contaba mi madre en unos ejercicios espirituales a los que ella había asistido, “04 de julio de 1940”. Cada año, mamá la vestía de blanco y la llevábamos a misa, y luego le hacíamos su altarcito. Puedo decir que ha sido una reliquia muy querida por toda la familia.

 

Por eso hoy, me levanté, imbuida por el Espíritu con la conciencia de que hoy, 03 de mayo de 2025, había que visitar a la Santa Cruz. Para ello, hice un recuento de las actividades agendadas para el día entre las que se encontraba el ejercicio en el deportivo Caña Brava, esos 2 Km que troto regularmente, cada tercer día. Pensé que podría ser por la tarde, porque por la mañana no alcanzaría a librar lo que tenía pendiente, pero de pronto pensé. Bueno, y si en vez de ir al Caña Brava, cambio el rumbo y voy hacia el templo del Ecce Homo, tal vez sería mejor, para alcanzar a realizar todas mis actividades. Así lo hice. Y ahora te comparto lo que experimenté en aquella visita.

 

Eran las 6.15 de la mañana cuando salí de casa, empecé su trotar y no me detuve hasta alcanzar el pórtico del Ecce Homo. 

 

Cuando llegué, me encontré con un templo vestido de rojo y blanco, las gerberas se enlazaban en hermosos ramos en los blancos e iluminados jarrones que las contenían, la enorme Cruz, portaba un hermoso vestido blanco con brillos plateados que la hacían lucir ¡hermosa! y colocada en el lugar de honor del templo del Ecce Homo.

 

Las notas de la banda “Tierra de Guanajuato”, inundaban el ambiente. Sus integrantes vestían elegantes uniformes, resaltando a primera vista unos sacos confeccionados con muy buen gusto, en un fondo negro, con estampados dorados que los hacían lucir muy bien vestidos a todos aquellos músicos. La mayoría de ellos jóvenes, que han encontrado en la música una maravillosa oportunidad de trabajo y un verdadero refugio para mantenerse a salvo de tantas malas influencias que los amenazan a diario.

 

Cuando llegué observé que, las personas empezaban a ingresar al templo con sus hermosas cruces vestidas en una filigrana de colores. Sí, es que hoy se celebra el día de la Santa Cruz, patrona del gremio de los constructores, albañiles y arquitectos quienes ya se agolpaban en el templo acompañados de sus familias.

 

Ahora, ya en el templo me emocioné hasta las lágrimas antes de iniciar la celebración, primero, cuando me vi en medio de aquel templo preciosamente adornado luego al escuchar la música y, por si fuera poco, cuando una señora que portaba una canasta con cuadritos de lienzo, nos repartió uno a cada asistente mientras nos compartía que era un trocito del vestido anterior de la Santa Cruz. 

 

Después de la ronda de melodías que interpretara la banda que culminó con “mi gran amigo”, dio inicio la celebración, el sacerdote empezó diciendo que aquella, era una fiesta muy propia de Acámbaro, e inmediatamente, vino a mi memoria aquel bonito recuerdo, de los días 22 de abril, cuando mis hermanos y yo, veíamos con admiración desde el portal de la casa las lucecitas que brillaban en la cúspide del cerro Del Toro, producto de la gente que iban a velarla toda la noche. Al día siguiente, se celebra una misa allá en la ermita donde radica la Santa Cruz. Ya cuando empieza a ponerse el sol, comienza el descenso, un equipo de hombres voluntarios se ofrecen para cargarla. Yo recuerdo  que es algo muy significativo, ya que la cruz es muy grande y pesada y se requiere por ello mucho esfuerzo para llevarla en hombros e ir bajando con ella, hasta llegar al templo que se encuentra en la falda del cerro, ahí pasa la noche y al día siguiente, se organiza una gran fiesta callejera, para recibir a la Santa Cruz, las calles se adornan, la música toca y toca, los juegos pirotécnicos iluminan el cielo de Acámbaro, y así, en medio de tanto júbilo, llega hasta el templo del Ecce Homo la Santa Cruz del cerro Del Toro, después de haber recorrido varias de las calles, entre las que se encuentran la Río Blanco y la Dr. Sámano, principalmente. 

 

Ya en el templo, se celebra su novenario, una misa diariamente, que se dedica en su honor pidiendo por todas las necesidades de los asistentes.

 

Y para coronar toda la ceremonia, debo decir que el sacerdote, les levantó enormemente la moral de todos los albañiles,  aquellos hombres de rostros curtidos por el sol, que portaban en sus manos la Santa Cruz a la que encomendaban su trabajo, y que, después de haber sido bendecida por el sacerdote,  la han de colocar en lo más alto de la construcción que están realizando actualmente, les dijo, que había que dar gracias a Dios por su trabajo, y pidió que los bendijera por el gran esfuerzo que realizaban día a día para llevar el pan a las mesas de sus familias.

 

Y así, en medio de aquella algarabía, culminó la misa y ya me retiraba para continuar mi día, pero para cuando volteé, ¡no lo podía creer!, todo el atrio del Ecce Homo, que es bastante grande, estaba prácticamente a reventar. Muchos, muchísimos albañiles esperando que el sacerdote pasara esparciendo sobre ellos y sus cruces la gloriosa agua bendita.

 

Para finalizar diré que esta Santa Cruz, herencia de mi madre, nos acompaña hasta el día de hoy, y espero que lo siga haciendo hasta el último de nuestros días.

 

MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ

03 de mayo de 2025

 

 

 

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