martes, 16 de abril de 2024

TAN SOLO UNAS GOTITAS

TAN SOLO UNAS GOTITAS.

 

- ¡Uf!, va a llover, está haciendo mucho calor, se oía decir a mi madre, o

- ¡Mira Marthita, si llovió anoche!, ¡hay charquitos!, se iluminaba la cara de mi padre cuando por la mañana lo llevaba al campo.

O, cuando sentadas alrededor de nuestra maestra de primero de primaria en la clase de costura en la tarde cantábamos en coro.

- ¡Que llueva!, ¡que llueva!, la virgen de la cueva….

 

Crecí escuchando palabras como ésas porque soy hija de campesinos, y he vivido toda mi vida por el campo, con el campo y para el campo.

 

Por eso últimamente me invade una infinita tristeza, porque hace casi nueve meses que no vemos caer una gota de lluvia. Las presas de los alrededores se han secado o están en ese proceso, los agricultores se preguntan cómo van a hacer para cultivar la tierra, si ¡no hay agua! Y no conocen otra forma de ganarse la vida.

 

Hoy, salí a la calle, se miraban en el cielo unas cuantas nubecitas y oré para que el Señor nos socorriera con un poco de lluvia.

 

No sé si haya sido el poder de la oración, pero el caso es que cuando regresé a casa, comenzó a tronar el cielo, y desde la cocina vi como caían unas cuantas gotitas que se esfumaban de inmediato porque caían en el suelo como en un comal ardiendo, y sentía tal emoción que fui a sentarme en el portal para ver jugar las gotas de lluvia haciendo pompas al caer al piso. Disfruté ¡tanto! de ese espectáculo maravilloso. Fue a penas una pasadita de lluvia, pero alcanzó a mojar el suelo y por eso hoy estoy feliz, porque después de 9 meses, he visto de nuevo caer la lluvia.

 

MARIA MARTHA MORENO MARTÍNEZ

16 de abril de 2024

 

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