AL MAESTRO CON CARIÑO.
Primero de secundaria.
El mundo desde la ventana.
Corría el año 1968, estaba recién egresada del colegio Josefa Ortíz de Domínguez de un grupo de 15 compañeros, y así arribé al mundo ¡gigante! de la “gloriosa E.S.F.A”. Toda una hazaña. ¡Sí señor!
Uniforme rosa, primera fila, tercera columna, primer piso, grupo I C.
La timidez absoluta, el miedo a todo, la soledad, el mundo desde la ventana para contemplar, desde ahí, al chico de ojos color miel. Salidas sólo al baño, durante el receso, por algún alimento. Y nuevamente al salón.
Mochila azul, perecederos zapatos Canadá, trenza, por un lado. Imprescindible.
Taller de taquimecanografía, máquina de escribir Olivetti, Lettera 22, regalo de mi padre en la que escribía cartas a las distintas embajadas siguiendo este modelo:
Embajada de Italia en México.
Soy Martha Moreno, una niña de 13 años a la que le gustaría mucho conocer su país, pero como estoy tan pequeña, no puedo hacerlo.
Por eso me dirijo a Uds. para solicitarles que me hagan favor de enviarme folletos, postales, o cualquier material que me ayude a conocer su país.
Muchas gracias.
Escribí muchas, muchas cartas como ésa…
- ¿tú crees que van a contestar? tus cartas ni siquiera dirección tienen. Además, cómo una embajada se iba a “tomar la molestia” de contestarle a una niña de 13 años, teniendo cosas tan importantes que tratar.
Pero yo, ignoré todo lo que me decían y para mi sorpresa y la de los demás, mi recámara se empezó a inundar con todo tipo de materiales venidos del mundo entero: postales, libros, revistas, periódicos, etc. Fue así como me hice de una colección de postales de la Capilla Sixtina. ¡todo un tesoro!, pensaba yo. También de una foto de la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, y una postal del Vaticano que adornaron mi carpeta de notas escolares y que me hacían sentir de lo más orgullosa.
También presumía con mis amiguitos las fotos de los astronautas que irían a la Luna y que me habían enviado de la embajada de los Estados Unidos.
Pero, desde luego, una de las imágenes más claras que tengo en mi memoria, es la de mis maestros, vestidos con tanta propiedad. Los varones con su traje impecable.
Recuerdo con mucho cariño al maestro Herminio. Con el que obtuve mi único 10 en matemáticas en toda mi vida. Nunca lo olvidaré.
Al maestro Cuco, tan exigente en su clase de geografía, pero gracias a maestros como él, mis compañeros y yo pudimos forjar nuestro carácter. No era fácil lograr buenas calificaciones con él.
Segundo de secundaria.
El despertar.
Segundo piso, uniforme azul, y flor azul en el pelo para sujetar mi inseparable trenza, por un lado
Empiezo a tener más confianza en mí, la presencia de Javier Sáenz y Polo Domínguez ahora son importantes, porque compito con ellos por los primeros lugares del grupo.
También empiezan las riñas por la permanencia. Con cierta frecuencia, algunos compañeros se ponían de acuerdo para “salarse” las clases y esperaban que todo el grupo los apoyara. Yo nunca lo hice.
– pero es que si te quedas nos van a poner falta.
– ¡pues váyanse!, yo me quedo.
Así me gané la enemistad de muchos, pero puedo decir que permanecí firme en mis convicciones. La niña tímida de primero, se empezaba a hacer notar. Empecé a perder el miedo y la convivencia con los demás me resultaba muy agradable.
El sonido de la banda de guerra hacía vibrar todo mi cuerpo. Me encantaba desfilar. Lo único que no me gustaba era la posición que ocupaba en el contingente, siempre hasta el final por ser tan pequeña.
El deporte nunca fue mi pasión. Creo que siempre tuve clara conciencia de mis limitaciones y me sentía muy vulnerable ante el balón, por lo que me limité a pasar la materia de educación física haciendo los ejercicios obligatorios de gimnasia.
Los maestros de segundo que impactaron mi vida hasta hoy en día:
Raúl Trejo que me introdujo a fondo en la magia de la literatura, ya que antes de él, sólo podía leer los trozos de periódicos en los que me envolvían los chiles o los piloncillos que nos mandaban a comprar a la tienda de la esquina.
Pero un día, el maestro Trejo nos dio una lista “enorme” de libros, y dijo: “para la próxima semana deben traer uno de éstos”. Pero ¿cuál?, tin marín de do pingué: Los Miserables de Victor Hugo.
- Papá, necesito este libro para la próxima semana. Cuando lo vi, casi me desmayo. Era tan enorme que pensé no lo terminaría jamás. Pero, lo terminé más pronto de lo que imaginaba y lloré con la historia de Jean Baljam, y de Fantina. Viví el amor entre Cosette y Mario, me refugié en las Tullerías de París, en fín. A partir de ahí, la lectura ha sido parte imprescindible de mi vida. ¡Gracias maestro Trejo!
El maestro Lara. De él recuerdo haberlo admirado siempre por su forma impecable de vestir, además me enorgullece conservar, aún ahora su amistad. Me fascina cuando nos encontramos deambulando por las calles de Acámbaro y nos damos un gran abrazo. Gracias maestro Lara.
También del maestro Lara recuerdo mi primer “viaje de prácticas”, nada menos que al museo de Antropología. ¡Maravilloso! Mi padre, que siempre, nos animaba a salir estuvo totalmente de acuerdo, hasta que vio el autobús del que ya no me quise bajar hasta que regresamos.
La maestra Martha Camacho. Inmersión al mundo de la poesía:
Guatimoc valeroso y desgraciado.
Si profanar las puertas del sepulcro te es dado acaso
¡ven! ¡oye mi acento!
¡quiero escuchar tu voz!
Contemplar quiero tu guerrera frente.
Siento la tierra girar bajo mis pies.
Nieblas extrañas vi vista ofuscan.
Y hasta el cielo suben.
De repente, ¡una mano de cadáver me aferra el brazo y me levanta!
¡Cielos, cielos! ¿qué estoy mirando?
Guatimoc valeroso y desgraciado.
¿Así trata un valiente a otro valiente? Dije.
Y agarrar quise del monarca el manto
Pero se deslizaba.
Y aire sólo con los dedos toqué.
Luis Gallardo.
Su influencia marcó mi vida para siempre. Puedo decir que, en mi trabajo como profesora, sus enseñanzas fueron mi inspiración.
Amaba su gran sabiduría, su altísimo grado de organización y control de su clase, su enorme capacidad para “ir al grano”, nunca divagó. Su clase para mí era “perfecta”. De él aprendí el valor de la expresión escrita, de la buena redacción, de la ortografía, aprendí a escribir a máquina, etc. Su influencia, ha sido para toda la vida. ¡Gracias maestro Gallardo!
Fin de año, entrega de calificaciones. Listado de materias: música: 5. ¡no puede ser!, yo era la mejor alumna del grupo, me encantaba la música, cantaba muy bien, pero un error de la profesora me llevó a enfrentar esta situación. Esperaba que mi familia me apoyara, pero no fue así. Recurrí a todas las instancias que tenía a mi alcance y nada fue posible. Pero, hasta hoy recuerdo lo ocurrido como un incidente que me fortaleció. Aprendí a enfrentar el mundo yo sola. ¡Qué gran experiencia!
Tercero de secundaria.
Químico Juan Araiza Godínez.
Uniforme guinda, asesor: químico Juan Araiza Godínez. ¡gran maestro! Su influencia fue tan valiosa para mí que debo decir que, gracias a él, fui química, porque a partir de sus clases supe que lo mío eran las ciencias naturales.
Un día, organizó una excursión a la Refinería de Salamanca, para los mejores alumnos. Y yo no podía faltar. Pero la condición era que debíamos vestir con pantalón. Mi padre, que no podía concebir que las niñas llevaran pantalones, tuvo que comprarme el primer pantalón de mi vida para asistir a ese viaje. ¡Inolvidable!
Del químico Juan Araiza aprendí mucho, quizá no tanto contenidos específicos, pero sí, como una valiosísima influencia para mi vida. Él con su experiencia, su presencia, su impecable imagen, su disciplina, etc. Nos ayudó a ser mejores seres humanos. Recuerdo cómo se esforzaba porque recibiéramos el salón en el mejor estado posible; perfectamente pintado, limpio, butacas como nuevas, etc. Y así había que entregarlo. Una gran enseñanza para mí aún ahora.
De tercero de secundaria, mi recuerdo más significativo es, sin lugar a dudas, mi experiencia con el químico Juan Araiza Godínez, que en gloria esté y a quien recuerdo con gran cariño y gratitud. ¡Hasta siempre, mi gran Maestro!
De esta forma, estoy culminando este sencillo homenaje a mis maestros de secundaria al que he denominado: AL MAESTRO CON CARIÑO.
MARIA MARTHA MORENO MARTÍNEZ
Acámbaro, Gto.
28 de septiembre de 2023.