MI EXPERIENCIA CON LAS MATEMÁTICAS.
Se puede decir que, a lo largo de mi vida de estudiante, la experiencia con las matemáticas fue poco menos que ¡terrorífica!, las experimentaba como una especie de confabulación para hacerme la “vida de cuadritos”. No entendía, nada, y nunca pude establecer un método para estudiarlas y resolver sus problemas. Así que navegaba con ellas “como un barco sin timón”.
No fue sino hasta que me enfrenté a un grupo de adolescentes descarriados que esperaban con ansia verme “patinar” cuando yo les explicara el método para determinar la concentración de una solución, que mi visión de las matemáticas cambió. A partir de que sustituí por números simples las variables de una ecuación para despejar cualquiera de ellas, comprendí la importancia del álgebra. ¿Dónde estaba yo que no me había dado cuenta de esta valiosa herramienta que es el álgebra? Nunca me lo he podido explicar.
No sé si culpar a los profesores que me impartieron esta asignatura, porque con excepción del maestro Herminio que me dio clases tan sólo tres meses en primero de secundaria pude obtener el único 10 de toda mi vida en esta asignatura. A todos los demás profes los recuerdo como torturadores. Y, ahora que lo pienso, tal vez de ahí derivó mi gran preocupación por hacerme entender, de manera que me esforzaba por dar mis clases como me hubiera gustado que a me las dieran a mí.
Bueno, volviendo a mi experiencia con las matemáticas, el segundo encuentro apasionante con esta ¡maravillosa ciencia! La obtuve cuando conocí el concepto de fractal. Quedé tan deslumbrada que me puse a investigar y recuerdo haber realizado una presentación que expuse a mis alumnos en algunas conferencias.
Otro encuentro matemático realmente ¡fantástico! Lo obtuve cuando tuve frente a mis ojos, la aplicación del número Áureo y la serie Fibonacci en campos tan diversos como el arte, la música, la naturaleza, etc. Fue apasionante darme cuenta que la sensación de placer que tantas veces he experimentado frente a una pintura como La Mona Lisa, una obra arquitectónica como las pirámides de Gisha o el claustro del convento de Santa María de Gracia de mi pueblo, o la distribución de las hojas y las flores en las plantas son producto de las matemáticas. No porque las matemáticas produzcan las flores, no, sino más bien porque gracias a esta fabulosa herramienta he podido comprender que las matemáticas se encuentran presentes en la naturaleza.
Y recientemente, me ha cautivado una aplicación más de las matemáticas porque en días pasados, al encender el televisor, vi que estaban pasando una película denominada “El matemático”. me interesó demasiado porque básicamente trata la historia que vivieron los científicos del proyecto Manhattan cuando estando en el campo de Los Álamos, Nuevo México allá por los años 40´s, se congregaron ahí las mentes más brillantes quizá del siglo XX, entre ellos: Einstein, Enrico Fermi, Robert Oppenheimer, Stanislaw Ulam, John Von Newman y Eduard Teller cuyo objetivo principal era la creación de una bomba atómica antes de que la crearan los nazis o los rusos. Esto sucedía en Los Álamos, mientras en Europa se lidiaba la 2ª guerra mundial.
Lamenté que no hubiese podido ver la película completa. Pero, ayer, me encontré con que estaba en la red, así que, tuve tiempo para ir investigando varios conceptos que no comprendía, y los cuales trataré de abordarlos de la manera más simple que me sea posible a continuación.
Primeramente, debo decir que la película se estrenó 2020 y que su nombre original es: “Las Aventuras de un matemático”, cuyo director es: Thorsten Klein. El matemático polaco al que se refiere la película es: Stanislaw Ulam (1909-1984) quien participó activamente en la fabricación de la bomba atómica y la bomba de Hidrógeno.
También Ulam fue profesor de Harvard, y entre sus enseñanzas, les decía a sus alumnos que, lo feo de las matemáticas eran los cálculos, pero que les podían ayudar a ganar una partida de póquer, a construir el pórtico del Partenón o el de su casa, a definir la posición que adoptará el siguiente elemento en un fractal, etc.
Durante la película se muestra la gran amistad que se daba entre Ulam y Jhon Von Newman, otro científico el proyecto Manhattan, pero no alcancé a comprender en qué habían coincidido científicamente. Sin embargo, ya investigando en la red he comprendido la importancia de su colaboración, pues ambos crearon el “Método Montecarlo”, un algoritmo (aplicación constante de las mismas reglas), matemático que utiliza el muestreo aleatorio repetitivo para obtener la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno. En la película lo explicaban de esta manera: “entre mayor sea el número de repeticiones de un evento cualquiera, más cerca se estará de predecir su resultado”.
Este método Montecarlo fue una herramienta poderosa en la creación, tanto de la bomba atómica, como la de Hidrógeno, pues gracias a él, estos dos científicos: Ulam y Newman lograron modelar el movimiento de la difusión de neutrones en el material de fisión nuclear.
Actualmente el Método Montecarlo es ampliamente utilizado en los programas informáticos para analizar datos pasados y predecir una serie de resultados futuros.
De esta manera me despido de mi corta experiencia con las matemáticas, que por cierto, estoy segura de que muy pronto descubriré nuevas aplicaciones de esta ¡maravillosa! Ciencia que me deslumbrarán, tal como lo han hecho hasta ahora.
Referencias:
· IBM.com
· https://www.ugr.es/~jillana/Docencia/FM/mc.pdf
· https://www.abc.es/ciencia/abci-metodos-montecarlo-y-tienen-bomba-atomica-202205090116_noticia.html
MARIA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.
Acámbaro, Gto.
10 de julio de 2023
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