MUJER ARTIFICIAL.
Un día le espetó a la cara:
- Hermana, eres una “mujer artificial”.
De pronto se molestó, pero en realidad había mucha razón en eso.
Teresa cuidaba mucho su cuerpo, se empeñaba en mantenerlo fuerte, ligero y bien alimentado. Era frecuente sorprenderla de madrugada haciendo veinte mil abdominales, para fortalecer su abdomen, hacía pesas para definir sus bíceps. Además de correr 8 Km. a la semana para sentirse ágil.
Por si fuera poco, pensaba que una rutina diaria de ejercicio no era suficiente para tener un cuerpo sano, así que tomaba todo tipo de potingues: un machacado de ajos en ayunas para fortalecer el aparato inmunológico, un te de cola de zorra para que sus hormonas sexuales funcionaran a la perfección, además de una dosis de calcio y otra de magnesio para tener huesos fuertes, glucosamina para sus articulaciones, vitaminas para ayudar a su metabolismo, y ……
Un día, llegó hasta sus oídos la terrible tragedia que estaba causando un virus venido de China, se enteró por las redes sociales de la cantidad de muertos que estaba provocando, pero Teresa continuaba con su vida normal.
- ¡Teresa!, le gritó su madre: ¡el cubre bocas!, ¡lávate las manos!, ¡no vayas a las fiestas!, ¿no ves que te puedes contagiar? Pero eso la tenía sin cuidado, después de todo, pensaba, ella era: “una mujer artificial”.
Ahora se lee en su epitafio: Aquí yace Teresa, una verdadera “Mujer Artificial”.
MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.
29 de marzo de 2021
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