domingo, 28 de septiembre de 2025

A 54 AÑOS DE NUESTRO PASO POR LA ESFA

 

A 54 AÑOS DE NUESTRO PASO POR LA ESFA

 

 

Como ya es tradición, el último sábado de septiembre, nos reunimos los compañeros de la generación 1968-1971, que lleva el nombre del ¡gran químico! Y  ejemplar maestro Juan Araiza Godínez, para festejar un aniversario más de nuestro ingreso a la gloriosa escuela secundaria federal de Acámbaro (ESFA).

 

En esta ocasión, 27 de septiembre de 2025, sólo pudimos asistir los siguientes compañeros: Alejandro Sámano, Paty Albarrán, Ethel, Paty Aguado, Memo, David Cuéllar, Maryhelen, Javier Sáenz, Raúl Martínez, Pablo Trejo, Carmelita Vázquez, Alejandro Ruíz, Polo Domínguez y, por supuesto yo, Martha Moreno.

 

Esta fue una reunión especial y muy diferente a todas las anteriores por varias razones, primeramente, porque como fuimos tan poquitos, nos reunimos en un pequeño salón de nombre “El patio de mi casa”, que me hizo recordar las rondas que jugábamos de niños con los amiguitos de la calle:

 

El patio de mi casa como es particular,

Se riega y se moja, como los demás,

Agáchense, y vuélvanse a agachar 

Que los marineritos se vuelven a agachar

 

Chocolate, molinillo

Estirar, estirar, que el demonio 

Va a pasar……

 

Después, porque a diferencia de otras ocasiones, lo que privó ahora fueron las ¡emociones! que se desbordaron desde el interior de cada uno de nosotros de diversas formas, empezando porque, si bien no bailamos, como lo habíamos hecho, ahora lo que privó  fue la agradable conversación entre todos los asistentes, pero, sobre todo, disfrutamos intensamente de los abrazos, que se esparcieron a raudales. Fue inmensamente confortable, experimentar el abrazo de cada uno de mis compañeros, en especial, debo decir, que siempre permanecerá en mi memoria y en mi corazón, el de Javier Sáenz, este antiguo compañero con el que me siento profundamente identificada, pues junto con Polo, siempre formamos un buen trío en el grupo C que se caracterizaba por promover entre nosotros una sana competencia por alcanzar el máximo promedio. Y que hasta ahora, hemos permanecido fieles a la tradición de reunirnos cada año para celebrar a nuestra escuela maestra, la ESFA, que fue nuestro hogar durante tres años de nuestra vida, y testigo, por una parte, de las luchas internas que como adolescentes vivíamos a consecuencia de experimentar en nuestros cuerpos la efervescencia de los grandes cambios hormonales, pero también, navegábamos por sus aulas con  la presión de hacer un esfuerzo mental, asegurándonos de lograr un papel digno en la escuela con la esperanza de tener un futuro mejor. Al respecto diré que, para ese entonces, yo no tenía la certeza de cual camino elegiría, pero si estaba segura de una cosa: ¡sería profesionista! ¡wau! Sí, estoy consciente de que ahora, este objetivo es de lo más común, pero tómese en cuenta que era la época de los 60´s años, especialmente difíciles para la juventud mexicana, en especial para las mujeres, para quienes aspirar a tener una profesión universitaria se visualizaba como un futuro prácticamente imposible, pero, gracias a Dios, lo pudimos lograr y por eso, vale la pena recordar….

 

Otra de las características especiales de esta reunión fue todo el cúmulo de recuerdos que vinieron a nuestras mentes y que compartimos con inmenso cariño, al respecto diré que varios de los compañeros que ya “se han ido”, estuvieron acompañando nuestra conversación, recordamos especialmente a Toño Jasso ya que, Alejandro Sámano nos remontó a la época de las “misas de juventud”, que, por aquella época, dirigía tan acertadamente el reverendo padre Genaro. Quien también se tomaba el tiempo necesario para llevarlos alguna vez de paseo a las islitas de Chamácuaro a traer heno para adornar el nacimiento de la parroquia.

 

Alex también nos platicó que Toño Jasso y él, se acompañaban con frecuencia para ir a llevar serenata a las chicas que les gustaban. Y nos trasladó a los “escenarios”, que por aquella época, solían ser el refugio de los jóvenes de nuestro tiempo, quienes por falta de recursos económicos, daban por sentarse en el café Gaby, o en la Rueda y luego en Las palomas, eternizándose en la conversación con un cafecito, y luego, si se presentaba la oportunidad, pues también interpretaban alguna canción, fue así como ganaron popularidad este dúo de muchachitos que amparados en la música, nos deleitaron con sus hermosas melodías.

 

También Raulito y Pablo, recordaron la amistad que los unía a Jorge Luis Rosas Sierra, aquel compañerito, que luego llegaría a ser magistrado de la Suprema Corte en Monterrey, al que gustaría atraer a nuestro grupo, sin que hasta ahora haya sido posible.

 

Raulito, Pablo y David estuvieron recordando las hazañas deportivas de varios compañeros, y David en particular, nos entristeció compartiéndonos los detalles del fallecimiento de nuestro gran amigo y compañero Enrique Camacho, de quien me enteré que había llegado a los más altos puestos de una empresa japonesa en Querétaro,  e incluso que lo enviaron alguna vez a capacitarse al mismísimo Japón.

 

Otro de los temas que acapararon nuestra atención durante esta reunión fue, sin duda alguna, la de compartir el caso de algunas dolencias o enfermedades que ya nos aquejan como consecuencia del paso del tiempo. Al respecto debo decir que estuve platicando largamente con David Cuéllar, a quien considero “el Líder” de nuestro grupo y ahora, más lo confirmo, pues mi admiración hacia él no sólo se deriva de lo mucho que nos ha apoyado, sino que me ha permitido conocer una faceta que yo desconocía de su persona, pues me sorprendió inmensamente su gran espíritu de superación, su enorme capacidad para sobreponerse y no desistir de sus objetivos y de llevarlos a cabo con tanta disposición y gusto que me dejó realmente sorprendida. Mil gracias mi compañero y amigo David Cuéllar.

 

Varios compañeros nos compartieron las hazañas que libraron para poder llegar a disfrutar de nuestra reunión, entre ellas, llamó mi atención la de Pablo, quien después de haber sufrido un accidente de motocicleta, una cirugía facial y 7 horas de viaje, se dio la oportunidad de llegar a tiempo para saludar a los amigos. En este mismo rubro de los viajes  también se compartieron las experiencias de Mary Elen, Paty Albarrán, Memo, Alex Sámano y Raulito. Todos ellos llegaron de fuera, para estar celebrando esta bonita reunión.

 

Algunos nos compartieron sus experiencias profesionales, entre ellos, llamó mi atención la de Pablo, quien mi habló de que, experimentar la adrenalina de un quirófano es algo que lo mantiene vivo, tal como a David, su labor docente o la experiencia en los negocios de Alejandro Sámano.

 

Nuestros recuerdos también nos llevaron a diferentes cantantes de nuestra época, entre ellos, varias de nosotras confesamos nuestra gran admiración, no sólo por sus canciones, sino por su presencia ¡tan sexi! De Sandro de América, la ¡deliciosa! voz de Javier Solís, e incluso, Memo trajo a nuestras mentes el “toque artístico”, solicitando la interpretación de Mirelle Matieu.

 

También se compartieron diversas vivencias que provienen del Acámbaro antiguo, tal como fue la vida de las señoritas Sámano, así como la descripción de la emblemática casa que habitaron, así como, la labor que fue necesaria para su restauración y la hermosa experiencia que tuvo Paty Albarrán al ingresar alguna vez a ella.

 

Alex, también nos hizo reír compartiéndonos sus recuerdos de cuando fue monaguillo y practicante de la asociación de “la vela perpetua”.

 

Ya para despedir esta sencilla crónica, quiero expresar mi profundo agradecimiento a Polo Domínguez, que en esta ocasión asumió el papel de organizador del evento, no sin antes compartirles que además de la alegre música de los “Ángeles Verdes” que nos acompañó en la pantalla y el sonido, los platillos que se sirvieron fueron: de entrada, patitas en escabeche, un ¡delicioso! mole y arroz, como plato fuerte, y como postre, nieve y un ¡riquísimo! Pastel. Todo ello, dispuesto por el amigo Polito, así pues, mil gracias por todo tu esfuerzo. Ah, ah, ya casi olvidaba el ¡grandísimo! detalle que también tuvo Polo al regalarnos a cada uno un vaso con el emblema de la ESFA, así que, nuevamente ¡muchas gracias! Amigo Polo.

 

Finalmente, quiero expresar el “compromiso”, que expresarnos de reunirnos pronto en torno a la guitarra de Alex Sámano para cantar algunas de las canciones que aun ahora, después de 54 años aún permanecen en nuestros recuerdos como una nítida experiencia de aquella hermosa, y tal vez turbulenta etapa de nuestras vidas que pasamos en nuestra gloriosa ESFA. 

 

MARIA MARTHA MORENO MARTINEZ

28 de septiembre de 2025

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