AFICIÓN POR LA FOTOGRAFÍA.
Corría el año 1968, tenía para entonces 13 años cuando un grupo de niños, trepados en la hermosa escultura pétrea que tenía la agencia Volkswagen en Acámbaro posaron para mi cámara, sí, una Scott SIX TWENTY. Aquella fue mi primera fotografía, digamos “profesional”.
Siempre me ha seducido el hecho de que, una fotografía, materialice para siempre, un instante mágico que jamás podrá repetirse. Y ésta, es quizá la razón por la que siempre me ha interesado la fotografía.
Después de esa Scott SIX TWENTY, mis amigos, los hermanos Espinosa, fueron quienes me iniciaron en el bello arte de la fotografía, primeramente, porque Andrés me vendió una cámara CANON Réflex AE-1 de 50 mm, y luego, J. Refugio me hizo llegar el manual: EL PLACER DE FOTOGRAFIAR, editado por Kodak, en el que me sumergía constantemente descubriendo no sólo las bellísimas fotos que presentaba, sino también donde estudiaba cómo podía hacer para lograr mejores fotografías. Aprendí a usar el obturador para determinar la velocidad de exposición, también a manejar la orientación e intensidad de la luz, la posición correcta del objetivo, la forma de manejar el movimiento, etc.
Con esta cámara CANON viví algunas anécdotas que me gustaría compartirte a continuación: como fue el hecho de haberla paseado en un “diablito” por medio París, ya que pesaba ¡un buen!, incluyendo el museo del Louvre, de donde rápidamente un guardia, me abordó para indicarme que no podía acceder con ese objeto rodante, también con esa cámara me tomé una foto con la Torre Eiffel al fondo y que ahora luce en un espacio de mi recámara. Y, por si fuera poco, fue con mi diablito rodante que me perdí en una estación del metro de París a eso de las 9 de la noche, cuando, debido a un altercado que presencié, se me hizo fácil salir por otra puerta, y fue entonces cuando me fue imposible encontrar el camino de vuelta hasta mi hotel, fui a dar a un barrio de “mala muerte”, en el que abundaban hombres salidos de los más peligrosos establecimientos que jamás me hubiese imaginado. Y empecé pidiéndole a Dios que me iluminara para encontrar alguien a quien pedirle ayuda. Y debo decir que, sin duda escuchó mi súplica, porque, sin hablar ni media palabra de francés, uno de esos hombres me condujo hasta la misma puerta de mi hotel. ¡Uf! ¡Qué miedo! Pasé.
En cuanto al tipo de objetivos que me gustaba tomar, se encuentran, sin duda alguna, los árboles, en especial, las Jacarandas, de las que he tomado muchas fotos, sin haber conseguido, superar con ninguna de ellas, la visión misma de la realidad, además me gusta el mar, y desde luego, las personas.
Algo de lo mucho que disfrutaba usando mi cámara CANON, era el hecho de estudiar la fotografía que deseaba tomar, tratando de evitar al máximo el uso del disparo automático, por eso creo que tomé algunas buenas fotografías. Ahora, con el uso de las cámaras digitales, adaptadas a los teléfonos celulares, siento que se perdió ese encanto de la fotografía. Sin embargo, estas cámaras presentan algunas ventajas, como es el hecho de ser ultraligeras, en comparación con las cámaras analógicas, que son muy pesadas, también la mayor disponibilidad, ya que en cualquier momento puedes capturar un objetivo.
En Acámbaro, siempre había fotógrafos como el Sr. Osornio que paseaban por las calles con su cámara al hombro tratando de eternizar un instante mediante una foto “instantánea” de los niños despistados que jugaban con sus amiguitos en la banqueta, fue así como se captaron varias de las fotografías a blanco y negro que ahora se exponen en los diferentes rincones de mi casa, pero lo que hizo Dn. Raúl, eso fue otra cosa….
Hoy asistí a un homenaje que se brindara al fotógrafo acambarense Raúl Mendoza, quien fuera el primer fotógrafo que contó con un estudio profesional aquí en Acámbaro.
En el homenaje se presentaron dos videos, uno trataba el tema de su biografía, y el otro, destacaba las diferentes aportaciones que tuvo para con la sociedad acambarense, entre ellas, el de haber sido un hombre generoso, y uno de los fundadores del Club de Leones, así como su trayectoria en el campo de la fotografía.
En el homenaje estuvo presente su familia, así como las autoridades municipales, también se presentó una exposición con algunas de sus fotografías más emblemáticas, había fotos del Acámbaro antiguo, y algunos estudios de personas conocidas en la ciudad, así como, algunas de sus ¡increíbles cámaras!
Al término de la exposición, se ofrecieron unos excelentes y deliciosos canapés, así como unas ricas bebidas de horchata y jamaica, que los asistentes disfrutamos mucho.
El auditorio del museo Luís Mota Masiel, lucía lleno, y casi puedo asegurar que, todos los asistentes, incluyéndome a mí, más de alguna vez estuvimos sentados en su estudio para tomarnos una foto. Escuchábamos sus instrucciones de frente al gran soporte de madera de la cámara:
- No se mueva.
- incline un poco la cabeza hacia la derecha.
Y de pronto, ¡flash!, aquella luz deslumbrante que nos cegaba por un momento.
El homenaje que se hizo hoy a Dn. Raúl Mendoza, se vio enriquecido desde mi humilde persona, ya que siempre están en mi mente y en los diferentes espacios de mi casa algunas de sus fotografías estudio que hizo, primeramente, de la boda de mis padres, los bellos estudios de mis hermanas Bertha y Vero en alguno de sus infantiles cumpleaños, y desde luego, el que hizo de mi primera comunión. Todas estas fotografías que atesoro con tanto cariño, son para mí, la mejor forma de rendir un merecido homenaje al gran fotógrafo acambarense que fue Dn. Raúl Mendoza, de quien hoy estamos trayendo a la memoria personal y colectiva de la sociedad acambarense su herencia fotográfica.
Así pues, Dn. Raúl Mendoza, desde aquí te enviamos hasta el cielo un cordial saludo para agradecerte lo felices que nos haz hecho con las preciosas evidencias producto de tu profesión.
MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ
29 de marzo de 2025.