jueves, 13 de julio de 2023

ABRAZOS QUE ALIMENTAN EL ALMA

 

ABRAZOS QUE ALIMENTAN EL ALMA.

 

Hace cosa de cinco días iba yo pasando por la calle 20 de Noviembre cuando me encontré con que una señora, que inclinada sobre un montón de basura que previamente había recogido al barrer el frente de su casa, se empeñaba en abrir la bolsa de plástico y al mismo tiempo introducir en ella la basura cuando…

 

-       A ver, yo le ayudo, le dije, yo le abro la bolsa y Ud. mete la basura.

-       Ah, no, no se moleste.

-       Por qué no. Yo sé de esto. 

Así lo hicimos y cuando ambas nos encontramos en la mirada.

-       ¡Maestra!

-       ¿Eres Rosy?

-       Síiííí

 

Ambas nos abrazamos con tanto gusto, que aun ahora, experimento el placer que me produjo encontrarme con mi exalumna después de 39 años de haber compartido   con ella las gloriosas aulas del CBTis 147.

 

Después de platicar tantos recuerdos que se venían a nuestras mentes me comentó que se reunían con cierta frecuencia con algunos de sus compañeros de su grupo y que en la próxima reunión me invitarían.

 

-       ¡Claro que sí, me encantaría! Volver a verlos.

-       Ah, ah, pero verá. Este sábado el compañero José Luis, que radica en Chicago, va a festejar el 90 aniversario de su mamá. Y la invito maestra, la reunión va a ser en el sindicato Ferrocarrilero.

-       Pues con mucho gusto Rosy, pero, ¿qué no sería más prudente que te comunicaras con José Luis y le consultaras si me puedes invitar?

-       No, no maestra, yo sé que les va a dar mucho gusto a mis compañeros volver a verla.

-       Pues si tú lo dices Rosy, ¡vamos!

 

Con esas credenciales de presentación, llegamos, mi hermana y yo, sin conocer a nadie hasta la entrada del salón del sindicato ferrocarrilero, cuando nos recibió una señora, que resultó ser Lety, la hermana de José Luis, y que se nos quedó mirando como diciendo: ¡y éstas!, ¿Quiénes son? Después de darle una larga explicación para asociar nuestra presencia con el CBTis 147, nos dijo:

 

Ah, sí, sí. Ya viene mi hermano. Permítanme. 

-       Él es José Luis.

 

Se presentó José Luis, y se quedó igual de confundido que su hermana al vernos, ¿quiénes son?, debe haber pensado con extrañeza.  No, nos identificamos, ni el a mí, ni yo a él.

 

Otra larga explicación y fue entonces cuando….

-       ¡Ah, entonces Ud. debe ser la maestra Martha!

-       ¡Síííí!

-       ¡Bienvenidas maestra!, mire, ella es mi mamá. 

 

Sarita estaba ataviada con un loock muy bonito, un vestido verde con un ensamble blanco que lucía muy bien, pero, sobre todo, un maquillaje muy ad hoc para la ocasión, y lo más importante, una actitud muy hermosa. Nos saludó, nos dio la bienvenida, la felicitamos y nos asignaron nuestros lugares.

 

Nos atendieron muuuuy bien, el sonido estuvo perfecto, en la primera parte con videos y música de nuestros tiempos: Leo Dan, Juan Gabriel, Los Ángeles Negros y muchos más.

 

En ese lapso, José Luis tuvo la amabilidad de conversar conmigo un ratito, me compartió detalles de su familia, de su trabajo, de su estancia en los E. U. de sus aspiraciones de regresar a su tierra dentro de tres años, una vez que se hubiese jubilado.

 

Y así esperamos a que llegaran el resto de los compañeros invitados, la primera en llegar fue Amalia. ¡Guau!, que emoción experimenté cuando la vi.

-       ¡Maestra, maestra! Y después de un gran abrazo, ¡qué gusto verla!, ¿se acuerda de mí?

-       Pues, recuerdo tu carita, pero no tu nombre.

-       ¡Soy Amalia! maestra.

 

Luego llegaron Eva Brígida, y Cuquita, Malena, Ana Lidia y por supuesto, Rosy. A ellas sí las pude identificar perfectamente. 

 

Pero a los que no había vuelto a ver desde hace 39 años, como fue el caso de: José Luís, Alberto, Lidia y Amalia no los identifiqué, sino hasta que me los recordaron.

 

La comida estuvo ¡riquísima!: carnitas, arroz, frijoles charros y mole en el primer tiempo, y en el segundo: sandía, melón, pastel y gelatina, todo estuvo ¡delicioso!, y me hizo recordar la multiplicación de los panes, porque a pesar de que llegaba más y más gente, todos alcanzamos, y muy bien atendidos. 

 

Compartimos la mesa con los exalumnos en medio de bromas y comentarios de todo tipo:

-       Pero ahora no nos vaya a poner nota mala en conducta ¿eh? Maestra, queremos divertirnos.

-       ¿Recuerda el pellizco que me dio maestra? Comentaba Eva. Yo, para nada.

-       El CBTis era muuuy difícil, expresó la esposa de José Luis.

-       En EU me han reconocido como una persona educada, y yo recuerdo de inmediato a mi familia y a mis maestros que me inculcaron tantos valores. Comentó José Luis.

 

La música también estuvo ¡estupenda!: a la hora de la comida y durante 2 horas el excelente mariachi de los hermanos Salas amenizó la fiesta con diversas canciones a las cuales unimos nuestras voces. ¡cómo lo disfrutamos! 

 

Hubo un detalle muy hermoso y emotivo que me gustaría comentar: Sarita bailó el vals “Dios nunca muere” con sus hijos y sus nietos. Debo reconocer que nos sorprendió mucho ver el enorme cariño que le expresaban a esta  gran mujer, fundadora de la  familia Jiménez Cruz y quien, ahora, habiendo cumplido sus 90 años, estaba siendo festejada por sus descendientes de forma tan efusiva, en particular, por el gran cariño y ternura que le expresaban sus hijos.

 

Así continúo la fiesta con un sonido también estupendo, y hubo música para todos los gustos, desde cumbia, rock and roll, quebradita, mambo, etc. bailamos como pocas veces lo hemos hecho.

 

Fue una ¡hermosa fiesta!, de la que disfruté intensamente, pero, desde luego, lo que más guardaré siempre en mi mente y en mi corazón será, sin duda alguna, la enorme emoción, y el placer de haber abrazado a mis exalumnos de la tercera generación del CBTis 147, después de 39 años y a quienes expreso mi más sincero agradecimiento porque sus abrazos, me alimentaron el alma, y ya nunca los podré olvidar, porque a partir de ahora, forman parte de mí.

 

 

MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.

Acámbaro, Gto.

9 de julio de 2023.

 

MI EXPERIENCIA CON LAS METEMÁTICAS

 

MI EXPERIENCIA CON LAS MATEMÁTICAS.

 

Se puede decir que, a lo largo de mi vida de estudiante, la experiencia con las matemáticas fue poco menos que ¡terrorífica!, las experimentaba como una especie de confabulación para hacerme la “vida de cuadritos”. No entendía, nada, y nunca pude establecer un método para estudiarlas y resolver sus problemas. Así que navegaba con ellas “como un barco sin timón”.

 

No fue sino hasta que me enfrenté a un grupo de adolescentes descarriados que esperaban con ansia verme “patinar” cuando yo les explicara el método para determinar la concentración de una solución, que mi visión de las matemáticas cambió. A partir de que sustituí por números simples las variables de una ecuación para despejar cualquiera de ellas, comprendí la importancia del álgebra. ¿Dónde estaba yo que no me había dado cuenta de esta valiosa herramienta que es el álgebra? Nunca me lo he podido explicar.

 

No sé si culpar a los profesores que me impartieron esta asignatura, porque con excepción del maestro Herminio que me dio clases tan sólo tres meses en primero de secundaria pude obtener el único 10 de toda mi vida en esta asignatura. A todos los demás profes los recuerdo como torturadores. Y, ahora que lo pienso, tal vez de ahí derivó mi gran preocupación por hacerme entender, de manera que me esforzaba por dar mis clases como me hubiera gustado que a me las dieran a mí.

 

Bueno, volviendo a mi experiencia con las matemáticas, el segundo encuentro apasionante con esta ¡maravillosa ciencia! La obtuve cuando conocí el concepto de fractal. Quedé tan deslumbrada que me puse a investigar y recuerdo haber realizado una presentación que expuse a mis alumnos en algunas conferencias. 

 

Otro encuentro matemático realmente ¡fantástico! Lo obtuve cuando tuve frente a mis ojos, la aplicación del número Áureo y la serie Fibonacci en campos tan diversos como el arte, la música, la naturaleza, etc. Fue apasionante darme cuenta que la sensación de placer que tantas veces he experimentado frente a una pintura como La Mona Lisa, una obra arquitectónica como las pirámides de Gisha o el claustro del convento de Santa María de Gracia de mi pueblo, o la distribución de las hojas y las flores en las plantas son producto de las matemáticas. No porque las matemáticas produzcan las flores, no, sino más bien porque gracias a esta fabulosa herramienta he podido comprender que las matemáticas se encuentran presentes en la naturaleza.

 

Y recientemente, me ha cautivado una aplicación más de   las matemáticas porque en días pasados, al encender el televisor, vi que estaban pasando una película denominada “El matemático”. me interesó demasiado porque básicamente trata la historia que vivieron los científicos del proyecto Manhattan cuando estando en el campo de Los Álamos, Nuevo México allá por los años 40´s, se congregaron ahí las mentes más brillantes quizá del siglo XX, entre ellos: Einstein, Enrico Fermi, Robert Oppenheimer, Stanislaw Ulam, John Von Newman y Eduard Teller cuyo objetivo principal era la creación de una bomba atómica antes de que la crearan los nazis o los rusos. Esto sucedía en Los Álamos, mientras en Europa se lidiaba la 2ª guerra mundial.

 

Lamenté que no hubiese podido ver la película completa. Pero, ayer, me encontré con que estaba en la red, así que, tuve tiempo para ir investigando varios conceptos que no comprendía, y los cuales trataré de abordarlos de la manera más simple que me sea posible a continuación.

 

Primeramente, debo decir que la película se estrenó 2020 y que su nombre original es: “Las Aventuras de un matemático”, cuyo director es: Thorsten Klein.  El matemático polaco al que se refiere la película es: Stanislaw Ulam (1909-1984) quien participó activamente en la fabricación de la bomba atómica y la bomba de Hidrógeno.

 

También Ulam fue profesor de Harvard, y entre sus enseñanzas, les decía a sus alumnos que, lo feo de las matemáticas eran los cálculos, pero que les podían ayudar a ganar una partida de póquer, a construir el pórtico del Partenón o el de su casa, a definir la posición que adoptará el siguiente elemento en un fractal, etc.

 

Durante la película se muestra la gran amistad que se daba entre Ulam y  Jhon Von Newman, otro científico el proyecto Manhattan, pero no alcancé a comprender en qué habían coincidido científicamente. Sin embargo, ya investigando en la red he comprendido la importancia de su colaboración, pues ambos crearon el “Método Montecarlo”, un algoritmo (aplicación constante de las mismas reglas), matemático que utiliza el muestreo aleatorio repetitivo para obtener la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno. En la película lo explicaban de esta manera: “entre mayor sea el número de repeticiones de un evento cualquiera, más cerca se estará de predecir su resultado”.

 

Este método Montecarlo fue una herramienta poderosa en la creación, tanto de la bomba atómica, como la de Hidrógeno, pues gracias a él, estos dos científicos: Ulam y Newman lograron modelar el movimiento de la difusión de neutrones en el material de fisión nuclear.

 

Actualmente el Método Montecarlo es ampliamente utilizado en los programas informáticos para analizar datos pasados y predecir una serie de resultados futuros.

 

De esta manera me despido de mi corta experiencia con las matemáticas, que por cierto, estoy segura de que muy pronto descubriré nuevas aplicaciones de esta ¡maravillosa! Ciencia que me deslumbrarán, tal como lo han hecho hasta ahora.

 

Referencias:

 

·      IBM.com

·      https://www.ugr.es/~jillana/Docencia/FM/mc.pdf

·      https://www.abc.es/ciencia/abci-metodos-montecarlo-y-tienen-bomba-atomica-202205090116_noticia.html

 

MARIA MARTHA MORENO MARTÍNEZ.

Acámbaro, Gto. 

10 de julio de 2023

 

 

 

 

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