PEQUEÑA EXPERIENCIA CALLEJERA.
- ¿Cuánto es?
- 29 pesos.
La niña de 8 años llevaba en sus manos una torta y un dulce que le había comprado su mamá antes de entrar a la escuela.
¡No puede ser!, me dije para mis adentros.
Ahora que me estoy iniciando en esta nueva aventura de la jubilación, ocupo mi tiempo en actividades sencillas: Me levanto casi a la misma hora, las 5 de la mañana, tiendo mi cama, hago el aseo de mi casa, y me arreglo para ir a misa de 7, al salir me voy al deportivo a trotar o a caminar un poco. Fue en una de esas caminatas cuando escuché este diálogo entre una comerciante que en las afueras de la escuela primaria Manuel Ávila Camacho vendía todo tipo de dulces, tortas, previamente preparadas, y la más variada colección de frituras y bebidas azucaradas, ¡veneno puro! Y una madre de familia que le compraba a su niña el almuerzo que le podía haber preparado en su casa.
Con ese dinero, pensé, la señora le habría preparado a su hija una torta con un huevo a la mexicana y una gruesa embarrada de frijoles, ¡super nutritiva! Un agua de limón y le había sobrado dinero para hacerle una sopa para cuando regresara de la escuela.
Ello sin contar con que eran las 8 de la mañana y el receso es a las 10, ya para entonces la torta estaría humedecida, y lo más seguro es que hubiese sido preparada con una rebanada transparente de jamón del más corriente y una verdura sin desinfectar.
¿Qué se necesita? ¿Pensé yo, para que seamos capaces de darnos cuenta de las consecuencias de nuestros actos? ¿Cómo es posible que una madre de familia no pueda tener la inteligencia suficiente para darse cuenta de que actuando de esa manera su hija estará mal alimentada y para colmo, el poco dinero de la familia se despilfarra en acciones como ésta?
Fue entonces cuando comprendí el valor de la educación. Y cuando digo educación no me refiero a adquirir grados escolares, sino a la reflexión, el análisis. Preguntas básicas, digo yo.
¿Cuánto cuesta la torta?, ¿qué contiene?, ¿el precio que estoy pagando por ella es justo?, ¿yo puedo mejorar esta oferta?, ¿que tendría que hacer para que mi hija estuviera bien alimentada con el menor dinero posible?, etc., etc.
En ésas estaba yo cuando concluí mi pequeña experiencia callejera.
MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ
Acámbaro, Gto.
16 de febrero de 2023