A 75 AÑOS DE LA CORONACIÓN DE CUQUITA.
Hola, soy María, en este momento me encontraba muy feliz, jugando a las escondidillas con los angelitos, cuando mi hija Martha me llamó para que le contara la historia de mis recuerdos acerca de la coronación de María Santísima Del Refugio como patrona de Acámbaro, así que bueno, lo intentaré.
Pero antes, me gustaría presentarme, mi nombre completo es: María Martínez Álvarez. Nací el 5 de febrero de 1922 en el Pirúl, comunidad de Santa Ana Maya Mich. Cuando tenía ocho años, nos mudamos a Pejo, Mpio de Salvatierra, Gto. Ahí pasé los mejores años de mi vida, jugando con mi amiga Isabel. Nos encantaba treparnos a los árboles a cantar y a ver la gente pasar. Cuando tenía trece, nos mudamos a Acámbaro, porque ahí vivía mi abuela materna: Josefa Álvarez, ella ya era mayor y requería de cuidados, ésa fue la razón por la que mi madre me comisionó a vivir con ella y fue ahí donde me encontré con mi prima hermana, Irene Álvarez, ambas la asistimos, hasta su muerte.
Pero siempre fui muy inquieta, quería superarme, tener una fuente de trabajo, fue así como me inscribí en la academia de corte y confección dirigida por la Maestra Naty, logré titularme como modista. Y llegué a ser muy buena en el oficio. Eran otros tiempos, no había ropa confeccionada como ahora, lo que se usaba eran los “géneros”. Uno iba y se compraba la tela que más le gustara y recurría a una modista para que le confeccionaran la prenda a su medida. Así que por eso, yo era muy solicitada, porque todos decían que cosía muy bien. El de modista fue mi oficio de toda la vida, así logré ser una parte muy importante del sustento de mi familia. Mi madre, Doña Hilaria Álvarez y yo, trabajamos siempre en este oficio hasta 1954 año en que me casé, ella siguió cosiendo para los demás, pero yo me cambié de casa y ahora sólo cosía para mi familia. Así que mis hijas siempre lucieron impecables con sus ampones vestidos muy almidonados que yo les hacía, siempre con un gran moño atrás.
Bueno, pero regresando al motivo de esta historia he de decir que ya desde 1940 se empezó a difundir la idea de que Nuestra Señora del Refugio necesitaba una corona, y para sensibilizar al pueblo de esta necesidad, el Sr. Cura Mireles comenzó a organizar cursillos o ejercicios espirituales. Aun ahora, mis hijas todavía conservan en la casa una cruz de 1940 que nos dieron a los asistentes a uno de estos ejercicios. Por cierto que esta reliquia siempre ha formado parte de nuestra familia, y cuando yo vivía, la vestía de blanco y le hacíamos su altar cada 3 de mayo.
Corría el año 1945, yo tenía 23 años, se empezó a correr el rumor de que se acercaba la coronación de la Virgen del Refudio, el padre Mireles, párroco de Acámbaro, comenzó a organizar el evento. Todo el pueblo hablaba del tema. El padre Mireles tenía la intención de que Cuquita luciera una gran corona de oro donada por su pueblo, la gente que habitaba el municipio vivía del campo, así que el Sr. Cura comenzó a visitar las comunidades, a lomo de mula, pidiendo el apoyo de los campesinos para obtener fondos, fue así como se organizaron todo tipo de rifas. No faltaba quien le donara un puerquito, un costalito de maíz, una gallina y hasta un becerro, todo con la intención de reunir fondos para comprar su corona.
La fecha asignada para la gran celebración fue para el 8 de enero de 1946, ya desde un día antes llegaron los artesanos de Tlaxcala que le regalarían a la virgen un gran arco de flores que se colocó en la puerta de la iglesia.
La celebración se haría a las 12 del día en el atrio de la iglesia debido a que era tanta la asistencia de personas que el templo resultaría insuficiente para contener a toda esta multitud venida de todos los rincones del municipio y allende el mismo, como sucedería con la comunidad de acambarenses establecida en la Cd. de México, ellos, bajo la dirección del Sr. Lorenzo Lara, habrían de hacer a su tierra la primera peregrinación en tren y no dejarían de hacerla hasta que el ferrocarril de pasajeros dejó de circular por sus vías. Aun ahora siguen organizando la peregrinación y cada 3 de mayo a las 3 de la tarde, los fieles venidos de México se reúnen en la estación del ferrocarril y en peregrinación se dirigen a su templo para saludar a la virgencita y expresarle el agradecimiento de su protección mediante un regalo, que año con año le ofrecen.
Pues regresando al motivo de mi historia, diré que ya desde un día antes, se veía ir y venir al Sr. Cura Mireles ordenando que se colocaran gran cantidad de petates porque la gente que venía de las comunidades apartadas no tenía un lugar para quedarse, así que pasaron la noche en los claustros. Por nada del mundo se perderían la oportunidad de ser testigos de este gran evento.
La iglesia lucía ¡estupenda!, ¡hermosa!, vestida de azul y rosa y gran cantidad de flores adornaban sus altares.
Las bandas de música de viento, llegaron desde la tarde y fueron a saludar a la Virgencita antes de entonar sus alegres notas para la comunidad acambarense que ya los esperaba arremolinados en sus casitas de resguardo donde pasarían toda la noche interpretando todo tipo de melodías solicitadas por los asistentes, ya fuera un bolero, un danzón o una polka. Eso sí, para aguantar la noche y el frío había que calentarse el gaznate con un buen tequilita.
Todo era alegría, el pueblo estaba inundado de una euforia sin igual, nunca antes en Acámbaro habíamos presenciado un evento de esta magnitud, así que había que estar presentes.
A las ll,30 Hrs. La torre del templo se cimbraba con los repiques de las campanas que anunciaban la 1ª llamada de la celebración, salvas de cohetes surcaban el cielo y las notas de las bandas se escuchaban en todo lo alto del atrio, así transcurrieron las tres llamadas y en la 3ª, hizo su aparición el cortejo religioso que se desplazó desde el templo del Hospital, hasta la puerta de la parroquia donde se había colocado con anterioridad el altar para la celebración eucarística y la imagen de la Virgen del Refugio presenciaba el evento con una gran sonrisa en sus labios.
La hermosísima corona, fue transportada en andas para que el pueblo la apreciara y cuando la veían no podían contener las lágrimas pues era cómo si un cachito de ellos mismos se ofreciera en esa corona que a partir de ahora adornaría sus sienes.
El momento de la coronación fue sensacional, las campanas se echaron al vuelo, la música, el sol, la corona y cientos de palomas surcaron el cielo. Nunca olvidé la emoción que me produjo la coronación de la Virgen Santísima del Refugio como Patrona y Madre de Acámbaro.
Ahora 8 de enero de 2021, a 75 años de su coronación, me he enterado que el Sr. Cura, Javier Gordillo, la vuelve a coronar y mi alma late de alegría al escuchar nuevamente, desde el más allá, los repiques de las campanas que anuncian la confirmación de los votos del pueblo de Acámbaro, que en reconocimiento de todos los beneficios que ha recibido de su Madre Santísima del Refugio la vuelve a coronar.
Agradezco a todos Uds. que me están leyendo, la oportunidad de expresar mis sentimientos, que siempre guardé en mi corazón, y que ahora, a invitación de mi hija Martha vuelvo a traer a mi memoria.
Disfruten pues de nuestra Madre que siempre estará presente en la historia de su pueblo, Acámbaro.
MARÍA MARTHA MORENO MARTÍNEZ
8 de enero de 2021